El dilema del shihuahuaco: Conservación vs. intereses madereros en Perú

Caretas en alianza con INFOREGIÓN | Serfor exige declaración de stocks antes del 24 de noviembre, mientras expertos cuestionan la tardanza de la medida y advierten sobre un polémico proyecto de ley que podría debilitar la fiscalización de esta especie amenazada.

por Edgar Mandujano

A menos de cuatro meses para que entre en vigor la inclusión del shihuahuaco y el tahuarí en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites), el Perú se encuentra en una encrucijada entre la protección de estas especies emblemáticas y los intereses del sector maderero.

El Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) ha solicitado a los titulares y propietarios de centros de transformación, depósitos y establecimientos autorizados que declaren sus stocks de estas maderas antes del 24 de noviembre. Esta medida busca facilitar la exportación legal de estos recursos después del 25 de noviembre, cuando entrará en vigencia la nueva regulación Cites.

No obstante, expertos advierten que la medida llega con retraso y es insuficiente. Además, un reciente proyecto de ley podría flexibilizar la fiscalización de estas especies, en particular del shihuahuaco.

Antecedentes y contexto

Para entender mejor este caso, retrocedamos a noviembre de 2022. La decisión de incluir al shihuahuaco y tahuarí en el Apéndice II de Cites fue aprobada durante la 19 Conferencia de las Partes (COP 19) en Panamá. Esta iniciativa fue presentada por la Unión Europea, Colombia y Panamá. La inclusión en este apéndice implica que el comercio internacional de estas especies debe estar regulado para evitar su explotación insostenible y asegurar su supervivencia a largo plazo.

En ese momento, la delegación peruana, conformada por Enrique Schwartz, funcionario del Serfor y Fabiola Núñez, directora de Conservación Sostenible de Ecosistemas y Especies del Ministerio del Ambiente (Minam), solicitó un plazo de 24 meses (2 años) para la adecuación de las normas, argumentando la necesidad de tiempo para implementar medidas de conservación sin afectar drásticamente al sector forestal.

“Esta medida es tardía”

En entrevista con Inforegión, César Ipenza, abogado especializado en derecho ambiental y delitos ambientales, consideró que esta acción es tardía. “Esta medida llega un poco tarde. ¿Por qué no se hicieron los inventarios antes? Tuvimos dos años, desde el 2022, a pedido del mismo Perú que se comprometió a nivel internacional con este plazo para poder tener todas las condiciones económicas, técnicas e institucionales para cumplir con esta obligación”, señaló.

Asimismo, enfatizó la importancia del Minam como autoridad científica en la verificación de que la extracción de estas especies no ponga en peligro su viabilidad. Según él, existe una necesidad urgente de colaboración efectiva entre el Minam y Serfor para asegurar una gestión sostenible. Sin embargo, expresó su inquietud sobre un proyecto de ley que podría reducir el nivel de control y seguimiento necesario para garantizar la protección efectiva de esta especie.

Proyecto de ley busca flexibilizar la fiscalización

El experto se refiere al controvertido proyecto presentado por el Gobierno en febrero de 2024, que propone modificar el artículo 46 de la Ley Forestal relacionado con la supervisión de árboles incluidos en Cites. Según el experto, el proyecto de ley, actualmente en revisión por la Comisión Agraria del Congreso, tiene como objetivo evitar la fiscalización del 100% de los individuos de shihuahuaco.

En la actualidad, la aprobación y supervisión de planes de manejo con especies incluidas en Cites exige una revisión completa de todas las especies en situación vulnerable. No obstante, la propuesta del Ejecutivo sugiere sustituir esta verificación por una nueva metodología que deberá ser implementada por el Serfor. En otras palabras, si la iniciativa se promulga, no será obligatorio revisar el 100% de lo declarado.

Esta medida reduciría la protección del shihuahuaco para impulsar su comercio. La Agencia de Investigación Ambiental (EIA) ha advertido durante años sobre los riesgos de priorizar los intereses madereros sobre la protección de esta especie, incluso antes de su inclusión en el Apéndice II de Cites. Aunque la inclusión fue inicialmente bien recibida, ahora está siendo cuestionada por el nuevo proyecto.

¿Por qué es crucial proteger el shihuahuaco?

El shihuahuaco es un árbol de crecimiento extremadamente lento, que puede tardar hasta 700 años en alcanzar 50 metros de altura y un metro de diámetro. Su madera es altamente valorada por su durabilidad y resistencia, y juega un papel crucial en el almacenamiento de carbono, mitigando el cambio climático. Además, proporciona un hábitat esencial para muchas especies, apoyando la biodiversidad en los ecosistemas amazónicos.

Según las fichas de categorización del shihuahuaco, elaboradas por la bióloga Mónica Romo para el Serfor, el shihuahuaco (Dipteryx ferrea y Dipteryx micratha, dos de las tres especies que habitan la selva peruana) están clasificadas como En Peligro Crítico. Esta es la categoría de amenaza más grave según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Las fichas también indican que entre los años 2000 y 2015 se talaron 309 955 ejemplares adultos de shihuahuaco. Asimismo, según la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (Sunat), se estima que el comercio exterior de la madera de las especies de Dipteryx alcanzó más de 399 millones de USD para el periodo 2016 – 2022, revelando su importancia económica para el sector.

Intereses vs. protección

El debate sobre cómo manejar la inclusión del shihuahuaco, así como del tahuarí en Cites refleja la tensión entre la conservación y el desarrollo económico. Mientras el sector forestal busca mantener su actividad, expertos advierten sobre los riesgos de una fiscalización “flexible” para una especie de lento crecimiento y de importancia ecológica.

A medida que se acerca la fecha límite del 25 de noviembre, el Perú se enfrenta al desafío de implementar medidas que protejan efectivamente estas especies sin paralizar por completo su comercio. La decisión final sobre cómo abordar este equilibrio tendrá profundas implicaciones para el futuro de los bosques amazónicos, la industria maderera del país y los compromisos internacionales de Perú en materia de conservación.

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