Cuando uno cruza el umbral del taller de Vicente López de Romaña, se adentra en un universo que oscila entre el delirio infantil y la crítica mordaz. Su exposición, “Des-profanaciones”, no es una simple muestra de arte; es un viaje introspectivo de su historia personal y su lucha por la identidad. López de Romaña, antiguo miembro del Sodalicio de Vida Cristiana, desmantela con humor e ironía las estructuras que un día intentaron aprisionar su mente y espíritu.
Es un caso especial. No sigue los esquemas convencionales, ni en su arte ni en su discurso. “Esta colección es el resultado de más de diez años de trabajo. Comencé recogiendo objetos, juguetes de mi infancia y herramientas del taller de carpintería de mi abuelo. Era una forma de terapia, un modo de reconectar conmigo mismo después de dejar el Sodalicio”, comenta.
“Des-profanaciones” es un collage de elementos dispares: juguetes de la infancia, objetos religiosos, íconos de la cultura pop, todos mezclados en un caos calculado que refleja la mente del artista en busca de sentido. “Parto de la idea de que hemos sido profanados desde niños por pensamientos cerrados y estructuras opresivas. Al des-profanar, busco reconstruir desde la autenticidad, desde el juego y el humor”, explica Vicente. En su obra, figuras tan dispares como He-Man, Luke Skywalker, y caballeros templarios, se entrelazan en narrativas nuevas y perturbadoras.
Cada pieza de la exposición es un microcosmos de subversión. Un He-Man caído, con Skeletor limpiando su sangre, pone en cuestión las eternas batallas entre el bien y el mal que tanto marcaron la infancia de quienes crecieron en los ochentas. ¿Realmente hay buenos y malos? En otra pieza, un puticlub con personajes de Star Wars desnuda la hipocresía y el puritanismo, mientras que una escena de Luke Skywalker aspirando ante un Yoda masturbándose, satiriza las relaciones de poder y las dinámicas de abuso encubiertas por discursos de pureza.
Recorre su taller mostrando cada objeto, cada detalle cargado de simbolismo. “Estos objetos ya tienen su propia historia. Yo solo les doy un giro, y ellos empiezan a hablar por sí mismos. Eso me libera del peso de tener que decir algo explícito con mi propia voz”, comenta.
El humor es una constante en su obra, un recurso que suaviza las aristas de su crítica. “El humor permite que la gente se cuestione cosas que de otra manera rechazaría. Al reírse, las defensas bajan y surge la reflexión”, afirma Vicente. La risa, en su caso, es una herramienta poderosa para desmantelar la solemnidad con la que se presentan las verdades absolutas, un escudo contra la culpa que, como él mismo señala, fue un motor potente en su vida.
La obsesión por las dentaduras, presente en varias de sus piezas y hasta tatuada en su brazo, es otro elemento intrigante. “Creo que la mordida tiene que ver con la ansiedad, con el bruxismo que padezco. Pero también es una metáfora de cómo la presión y la represión nos desgastan y nos moldean”, reflexiona.
En “Des-profanaciones”, Vicente López de Romaña no solo expone su arte, sino también su proceso de sanación y reconquista de su individualidad. Cada pieza es un acto de desobediencia y al mismo tiempo, una reconciliación con su pasado. La exposición está abierta al público previa coordinación en su cuenta de Instagram: (@vicentelr).