Emilia Drago en foco

La talentosa actriz conquista la pantalla chica con su protagónico en la telenovela “Pituca sin Lucas”. Su interpretación de Techi, una mujer adinerada en caída libre, cautiva al público.

por Edgar Mandujano

Durante años, Emilia Drago ha destacado en distintos papeles en telenovelas, obras de teatro y largometrajes, interpretando a la novia de Cachín en la taquillera Asu Mare. Pero ahora, con su papel protagónico en la telenovela “Pituca sin Lucas”, ha alcanzado una nueva cima en su carrera. En esta producción, encarna a Techi, una mujer adinerada que se ve obligada a enfrentar una vida completamente diferente después de que su esposo desaparece, dejándola sin recursos económicos y con tres hijas a las que deberá criar por su cuenta.

A partir de esta situación, tiene que mudarse a un barrio de clase trabajadora, en donde conoce a la familia de Manuel Gallardo, un hombre viudo y con cuatro hijos que trabaja en un terminal pesquero. Las tensiones entre ambas familias derivadas de sus diferencias, es el punto principal de esta trama.

Un sueño hecho realidad

En entrevista con Ellos y Ellas, Drago comenta con emoción que interpretar el papel protagónico en una telenovela ha sido un sueño largamente anhelado. “Vengo trabajando desde hace muchísimo tiempo y creo que como actriz siempre es un sueño tener un rol protagónico en una producción nacional”, confiesa. “Definitivamente estoy cumpliendo uno de mis sueños”.

La actriz atribuye su preparación para este desafiante papel a la experiencia acumulada a lo largo de su carrera y, especialmente, a la maternidad. “El haber sido mamá también me dio un plus porque hay una energía muy similar a la del personaje”, explica.

Su habilidad para retratar la ingenuidad y la fuerza interior de Techi ha sido elogiada por los fanáticos de esta novela. “Ella es una mujer muy guerrera. Las situaciones adversas hacen que se vuelva mucho más poderosa y que tenga esa necesidad de sacar a su familia adelante sea como sea”.

A pesar de haber interpretado papeles de mujeres de “clase alta” en el pasado, rechaza la idea de haberse encasillado en ese tipo de roles. “No me siento así”, afirma. “Siento que he hecho varios papeles en su día, algunos en que me ha tocado hacer roles de mujeres de clase alta o ‘pitucas’, pero no siento que se me ha encasillado en eso porque también he hecho otras cosas en mi vida, películas, teatro, y no necesariamente me han tocado papeles de este tipo.”

Propósito diferente

Lo que distingue a “Pituca sin Lucas” de otras producciones nacionales, indica la actriz, es la humanidad y la autenticidad de sus personajes. “En esta novela no está presente la caricatura de la pituca. Es decir, busca ser real. Hemos tratado de hacer personajes lo más cotidianos posibles”, explica.

La convergencia de dos mundos opuestos, la clase alta y la clase popular, es un tema recurrente en las telenovelas peruanas, y Drago reconoce su vigencia. “Creo que en todo caso está bien que se sigan tocando estos temas mientras sean de interés”, dice. “Si de alguna manera se puede aportar en algo para que se ponga este tema sobre la mesa, para que se vea que no debería haber diferencias o que todos podemos lograr ciertas cosas en la vida, me parece que está bien”.

Competencia

La acogida del público ha sido excepcional, según la actriz. “Yo veo mucha gente que escribe, veo que la novela tiene rating. Seguramente producciones de otros canales tengan más, pero yo siento que mucha gente ya se pegó con esta novela y se ha encariñado con los personajes”.

Mientras que la telenovela apenas comienza a despegar, Drago promete una gran historia y mucha diversión por venir. “Esta es una novela que está hecha para entretener y divertir. Es un regalo para el público, brindarle este espacio en donde puedan relajarse y divertirse”

¿Reflejo de realidad?

El psicólogo social Jorge Yamamoto ofrece una perspectiva sociológica sobre la atracción que ejercen estas historias de convergencia de mundos opuestos. “Yo creo que esto ilustra una tajada importante, pero de una torta muy grande”, explica. “El Perú se ha estado transformando profundamente en el último medio siglo, de tal manera que esos grupos que se mantenían poco comunicados, también se han ido transformando”.

Yamamoto sugiere que estas historias reflejan los cambios sociales y la movilidad económica en el Perú, donde la discriminación ya no se basa únicamente en la raza, sino también en la educación, los modales y el estatus económico. Además, sostiene que el éxito de estas historias radica en la identificación y la aspiración que generan en el público. “La gente consume lo que se le da, no lo que no hay”, advierte. “El tema de fondo es que a nivel mundial las novelas tienen un factor de aspiración, y por otro lado, un factor de solidaridad o identificación”.

También destaca la capacidad de resiliencia y emprendimiento que a menudo se observa en las clases sociales que experimentan una caída económica, como es el caso del personaje de Techi. “Hay muchas formas de reaccionar para la nueva pobreza de los otrora ricos”, explica. “Personas, especialmente mujeres que eran prácticamente amas de casa y vivían de la fortuna del marido, y que de pronto se quedan sin nada, se van convirtiendo en emprendedoras y terminan siendo tremendas empresarias”.

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