Cuando juega la jerarquía: Paolo Guerrero campeón de la Sudamericana

por gruiz

El Campus de Maldonado de Uruguay, fue testigo de la final del 2023 de la Copa Sudamericana. Partido de dientes apretados, se anunciaba, y lo fue. Partido también de primeras veces (el DT de LDU Zubeldía hasta antes del partido no tenía título, a Guerrero le faltaba uno de la Sudamericana, pero era el club Fortaleza de Brasil el que venía con más expectativas: en 2018 ascendió a la primera del brasileirao y esta final le resultaba histórica en sus 115 años de fundación). Quizá esta confluencia de circunstancias pinceló el aura del encuentro: no era una final entre multicampeones, pero sí una con épica.

Durante el primer tiempo, los ecuatorianos y brasileños se midieron, aunque el dominio fue más de los segundos (los favoritos con un plantel valorado en 40 millones de dólares mientras que los primeros en 16,6 millones de euros), con algunas incidencias como el encontronazo entre Paolo y el argentino Britez a los 36´, que le pudo costar la expulsión al peruano por la manera en que reclamó.

En la segunda etapa, los favoritos abrieron el marcador mediante el argentino Lucero a los 3´, pero la alegría carioca no duró mucho tras el tanto de empate del también argentino Alzugaray a los 16´. Tras este segundo gol (o golazo), empezó a darse otro partido: el de la jerarquía, siendo uno de los baluartes del choque Paolo Guerrero.

Guerrero corrió todo el partido (hechos y no palabras), reclamó, hizo tiempo y fue clave en la jornada pese a haber fallado el primer tiro en la tanda de penales. En declaraciones posencuentro, el capitán de la Blanquirroja señaló que fue Zubeldía quien lo llamó tras desligarse de Racing de Argentina. El joven DT le hizo saber que necesitaba de él para campeonar en la Sudamericana. Requería de un jugador con experiencia y lectura de tiempos, y acomodó su sistema para uno de estas características. Por eso, Paolo es titular habitual en LDU.

Hay quienes miden a los jugadores por lo que corren, pero correr no aplaca los ánimos encendidos, menos es garantía de efectividad. La velocidad requiere de una pausa y la dinámica una voz de mando, un liderazgo natural aparte del designado que lleva el cintillo. Paolo, el experimentado arquero Alexander Domínguez (atajó tres penales) y el volante ofensivo Alzugaray fueron la columna vertebral del cuadro que Zubeldía armó sin estar ajeno a las actualizaciones, pero respetando lo que podía hacer con lo que tenía. Este LDU logra su quinta copa internacional gracias a la jerarquía.

¿Alguien se atreverá a pedir el retiro de Paolo Guerrero? ¿Aprenderá Reynoso del joven Zubeldía?

(Matías Reyes).

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