Si algo malo se puede decir de PERUMIN, es que incrementa el tráfico ya lentísimo de Arequipa. Es poco más lo que se puede objetar de un evento de tal naturaleza, excepto para los antimineros. Esos miles de asistentes que durante una semana abarrotan el centro de convenciones Cerro Juli se encuentran con un despliegue de tecnología para cada parte del proceso y gigantescos stands de potencias como Australia, Canadá, Reino Unido y China. Unos expositores venden sus productos y servicios. Radiadores y llantas gigantescos parecen salidos del set de una película de los Transformers. Otros posicionan las supuestas bondades de sus marcas y el sello registrado de los inversionistas que representan.
El vigor de la industria que produce casi el 60% de las exportaciones peruanas es innegable, incluso a pesar de la tramitología que es uno de los protagonistas recurrentes de las conferencias que se desarrollan a diario en varios auditorios en simultáneo.
La oportunidad de la transición energética se respira en el ambiente. Una buena parte de los expositores toca la proyección de la duplicación y hasta triplicación de la demanda mundial de cobre en el futuro no muy lejano.
En la noche del lunes, en la previa a las magníficas presentaciones de Sinfonía por el Perú y el elenco del Ministerio de Cultura, el ministro de Energía y Minas Óscar Vera admitió las críticas generalizadas por la falta del dinamismo del gobierno para impulsar la cartera de US$53 mil millones de proyectos disponibles. Un peso pesado del sector comenta mientras tanto que esa mesa está servida, que ni siquiera hablamos de potenciales por venir a partir de la exploración. Como si lo escuchara, Vera le pide al auditorio recordar al auditorio la situación que se vivía hace poco, durante el catastrófico gobierno de Pedro Castillo. Ya no estamos tan mal, parece decir.
El discurso del premier Alberto Otaróla, la mañana siguiente, provocó una cascada de titulares. En realidad, fue por declaraciones inmediatamente posteriores en las que aclaró que por el momento el proyecto Tía María “no estaba en la agenda del gobierno”. Así contradijo a Vera, quien días atrás había anunciado que la postergada inversión ya tenía fecha de inicio (lo que fue contradicho por el propio vocero de Southern Perú). La semana anterior, el titular del MINEM se había salvado de una censura en el Congreso luego de retroceder sobre la “decisión política” del gobierno de darle sin licitación a Petroperú dos lotes del noroeste cuyos contratos vencieron. Como pocas veces, tres gremios -COMEX, SNMPE y CONFIEP- expresaron su oposición de manera cerrada y volvieron a cuestionar la performance de la quebrada y onerosa empresa estatal. La misma de la que procede el ministro Vera, y a donde volverá cuando culmine su período como ministro.
Se ha criticado la pobre selección de palabras de Otárola con aquello de que “no está en agenda”, cuando hubiera podido quedarse en decir que TM sí es parte del interés gubernamental, como lo dijo más o menos Vera. Las versiones sobre serruchos y dardos que circulan cada vez más sobre la administración Boluarte también dieron cuenta de la, supuesta, poca simpatía de Otárola hacia Vera.
Pero, más allá de los titulares, los mineros se pasaron de vueltas con lo que Otárola sí prometió. Durante su discurso, el primer ministro reafirmó la decisión de destrabar nueve grandes proyectos que suman una inversión de US$10.555 millones, la quinta parte de la cartera en juego.
Se trata de Ampliación Toromocho, Sulfuros Yanacocha, Extensión Antamina, Optimización Inmaculada, Yacimiento Zafranal, proyecto San Gabriel, Planta de Cobre Río seco, proyecto minero Yumpaq y Ampliación de Retamas. Recalcó que la meta finalizar los procesos de certificación y autorizaciones de los nueve proyectos. Recordó además que recientemente fue aprobado el estudio de impacto ambiental detallado de Zafranal y se emitió la autorización de construcción para Ampliación Toromocho fase II, prevista para este semestre.
Embalado, Otárola añadió que el primer punto de agenda en el Consejo de Ministros del 2 de octubre será la Ventanilla Única Digital para acelerar los permisos de los proyectos mineros. Ahí sí intercambiaron felices miradas Víctor Gobitz, presidente de la SNMPE, y Miguel Cardozo, presidente de la cumbre minera.
Como lo reconoció el primer ministro, son en total 43 permisos los que hay que sortear antes de iniciar un proyecto minero. “Diez trámites se gestionan en Energía y Minas, diez en Desarrollo Agrario, cinco en el Ministerio del Ambiente y cinco en el Ministerio de Justicia, entre otros sectores”, enumeró.
La ventanilla única es una insistente demanda del sector y el ejemplo de Canadá, país aliado del evento que promovió un foro la primera fecha, evidenció que es posible un estado más diligente que a la vez cumpla los más altos estándares ambientales y sociales.
Más de uno comentó a la salida que, si Otárola cumplía la mitad de sus promesas, la relación entre la industria y el gobierno pasaría a otro estadio.
En Perumin no hubo tu tía, pero la mayoría de asistentes estaría feliz si llegan las primas.