Escribe: Ricardo González Vigil
César Vallejo ofició como el “universo literario” invitado a la reciente FIL de Lima. Entre los numerosos libros que se presentaron sobre la vida y obra del autor de Trilce, sobresale una contribución de primer orden: los dos volúmenes, bellamente editados, de la correspondencia de César Vallejo, edición de Carlos Fernández y Valentino Gianuzzi (Universidad César Vallejo).
El español Fernández y el peruano Gianuzzi juntos han emprendido una investigación sistemática y rigurosa sobre la vida y obra de Vallejo, siendo los especialistas que han venido publicando, en los últimos quince años, el mayor número de textos desconocidos, datos novedosos o que corrigen la información existente, ediciones facsimilares, etc. (incluyendo la reedición de escritos de la “bohemia de Trujillo” y de obras ubicables en los inicios del vanguardismo peruano).
Un fruto mayor de su tesonera labor es la Correspondencia. No sólo porque es la más completa; sino por tratarse de la única que escrupulosamente se basa en las fuentes originales (evitando las transcripciones erradas o incompletas) y brinda una utilísima anotación, con información sobre los contextos y los referentes de las misivas.
Mención especial merece la brillantez con que cuestionan los hasta ahora venerados “testimonios textuales” de Antenor Orrego: “Orrego no duda en acuñar relatos voluntariamente idealizados ni en recrear más de una carta cuya integridad textual es, cuando menos, cuestionable” (vol. 2, pp. 241-242).
El problema es la carta más famosa e importante de Vallejo, en la que le agradece a Orrego tras la aparición de Trilce. La decisión de excluirla del corpus de la correspondencia nos parece excesivamente rígida. Cabe una edición crítica: fijar el texto filológicamente más confiable, acompañado del aparato de variantes. ¡Se trata de una de las proclamaciones de libertad creadora más geniales esgrimida por autor alguno en el siglo XX! ¡Una joya entre los escritos de Vallejo!