BARCELONA, 4 Abr. (EUROPA PRESS) –
Un estudio del Institut de Recerca Germans Trias i Pujol (IGTP) y del Banc de Sang i Teixits (BST) ha avalado la seguridad de los bioimplantes llamados PeriCord, hechos de células madre de cordón umbilical y pericardio de un donante de tejidos, para tratar a pacientes con infarto de miocardio.
En un comunicado de este jueves, el BST ha apuntado a los “resultados prometedores” de este ensayo clínico con PeriCord, un medicamento que busca reparar el corazón en pacientes que han sufrido un infarto y confirma la eficacia de nuevas terapias basadas en la aplicación de células madre y la ingeniería de tejidos.
Este medicamento es un producto de ingeniería de tejidos “pionero a nivel mundial” y que se aplica a los pacientes candidatos a un bypass coronario, aprovechando la intervención, y pretende reparar la cicatriz que ha quedado en el área del corazón afectada, que ha perdido la capacidad para latir cuando la sangre deja de circular.
La primera intervención de esta nueva terapia fue hace casi 4 años fruto de la colaboración entre el grupo ICREC (Insuficiencia Cardíaca y Regeneración Cardíaca) del IGTP y el Banc de Sang i Teixits y, “visto el éxito”, se inició un estudio para demostrar su seguridad clínica, donde se han incluido 12 pacientes candidatos a bypass coronario, de los que 7 se han tratado con bioimplantes y 5 sin.
RESULTADOS
El estudio ha hecho el seguimiento de 7 intervenciones de esta cirugía durante 3 años e iba dirigido a demostrar la seguridad de este nuevo medicamento en el marco del infarto de miocardio, pero “sus buenos resultados han demostrado que PeriCord tiene otras propiedades excepcionales”.
Por un lado, ha demostrado ser un medicamento con “una excelente biocompatibilidad, minimizando radicalmente el riesgo de rechazo y garantizando que el cuerpo lo tolere perfectamente”.
También destacan sus propiedades antiinflamatorias, que abren la puerta a aplicaciones más amplias en patologías donde hay inflamación: “Su potencial puede ser mucho más amplio, creemos que puede ser una herramienta muy valiosa para modular procesos inflamatorios”, se explica.
Los pacientes incluidos en la terapia son personas que han sufrido un infarto y tienen una calidad y esperanza de vida reducidas: con el bypass se asegura que haya irrigación sanguínea en la zona, y con el bioimplante “se va un paso más allá” para estimular la cicatriz e iniciar los mecanismos celulares para la reparación tisular.