La interpelación del presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, ante el Congreso de la República se transformó en una sesión maratónica que generó controversia tanto en el Parlamento como en las redes sociales. Mientras el premier se defendía de las acusaciones relacionadas con la gestión de seguridad, la congresista Susel Paredes no tardó en cuestionar la duración de su intervención, acusándolo de intentar “cansar” a los legisladores con un discurso largo y sin respuestas claras a las críticas que enfrenta el Gobierno.
Adrianzén, en su defensa, insistió en los avances del Ejecutivo en la lucha contra la criminalidad, destacando una disminución del 30% en los actos delictivos en distritos bajo estado de emergencia. Asimismo, enfatizó el liderazgo directo de la presidenta Dina Boluarte en la estrategia de seguridad, señalando su participación activa en el “Cuarto de Guerra” contra la delincuencia. Sin embargo, las respuestas del premier no convencieron a la oposición, que considera que las medidas implementadas no son suficientes ante la creciente ola de violencia.
La postura crítica de Susel Paredes fue clara: la interpelación era solo una estrategia del Gobierno para diluir la responsabilidad y evitar respuestas contundentes sobre la crisis de seguridad. En su cuenta de X (antes Twitter), Paredes acusó al Gobierno de hablar mucho pero no generar resultados tangibles. Además, cuestionó la capacidad de liderazgo tanto de Adrianzén como de la presidenta Boluarte, utilizando los hashtags “Fuera Adrianzén” y “Fuera Dina” para expresar su descontento.
El enfrentamiento en el Congreso no solo evidenció las diferencias entre el Gobierno y la oposición, sino también una falta de consenso sobre las políticas de seguridad. A pesar de las largas horas de intervención, el debate dejó más dudas que certezas sobre la efectividad de las acciones del Ejecutivo. La tensión política continúa, con la inseguridad como uno de los temas más críticos que marcará el rumbo de las futuras discusiones legislativas.