Una reciente investigación del programa Cuarto Poder ha expuesto cómo la caja chica del despacho presidencial viene siendo utilizada para costear refrigerios, almuerzos y dulces cada semana durante las reuniones del Consejo de Ministros. Mientras el país enfrenta múltiples crisis, el reporte revela una rutina de pedidos especiales que se repite miércoles tras miércoles en Palacio de Gobierno.
Las boletas y facturas obtenidas muestran gastos frecuentes que oscilan entre mil y dos mil soles por jornada, incluyendo comida china, pollo a la brasa, tortas y chicharrones. En varias ocasiones, las sesiones coincidieron con emergencias nacionales, como incendios forestales o protestas sociales, lo que resalta aún más el contraste entre el contexto del país y los lujos alimentarios al interior del Ejecutivo.
Expertos en gestión pública señalan que el uso de la caja chica debe limitarse a gastos menores e imprevistos, no a almuerzos programados. Según el abogado José Trelles, este patrón representa un mal uso de los recursos públicos y plantea dudas sobre los mecanismos de control en la administración presidencial.
Tras la difusión del reportaje, el Consejo de Ministros emitió un comunicado asegurando que desde febrero de este año los almuerzos ya no se pagan con fondos públicos. Sin embargo, la controversia persiste, alimentada por la diferencia entre el discurso oficial de austeridad y una práctica interna que evidencia lo contrario.