A menos de ocho meses para las Elecciones Generales y Municipales de 2026, el escenario político peruano muestra una tendencia llamativa: el aumento en la intención de voto hacia figuras públicas que no provienen del tradicional ámbito político.
El sondeo más reciente realizado por el Instituto CPI y difundido por RPP revela que candidatos como el cómico Carlos Álvarez concentran un 6.9 % de la intención de voto a nivel nacional, mientras que el exconductor de televisión Philip Butters registra un 1.2 %. Estos datos no solo llaman la atención por la presencia de personalidades no convencionales en la política, sino porque evidencian un electorado que, cada vez más, manifiesta desconfianza hacia los políticos de siempre.
¿Qué impulsa a los peruanos a apoyar a figuras ajenas a la política tradicional?
La presencia de candidatos provenientes del espectáculo y los medios refleja una búsqueda clara de renovación y una demanda por voces diferentes a las que representan los partidos tradicionales. Esta tendencia responde a un desencanto acumulado por los constantes escándalos de corrupción, falta de resultados concretos y un sentimiento de desconexión entre la clase política y las necesidades reales de la ciudadanía.
Además, estas figuras mediáticas gozan de un capital simbólico: tienen una relación directa con el público, construida a través del entretenimiento o el periodismo, lo que genera una percepción de autenticidad y cercanía que muchas veces no encuentran en los políticos tradicionales.
¿Podría esta tendencia modificar el panorama electoral?
Aunque candidatos como Álvarez y Butters no lideran la intención de voto, sus porcentajes son suficientemente significativos para influir en el desarrollo de la contienda electoral, especialmente en un contexto de voto fragmentado y con una alta proporción de electores indecisos.
La inclusión de estas figuras también plantea preguntas sobre el futuro de la política peruana: ¿estamos ante una posible “politización” de personajes mediáticos? ¿Podrán estos outsiders convertir su popularidad en propuestas viables y en gobernabilidad efectiva? Y, sobre todo, ¿cómo responderán los partidos tradicionales a esta competencia no convencional?
¿Qué dicen los expertos sobre esta nueva realidad?
Analistas políticos sugieren que la presencia de candidatos ajenos a la política puede ser un síntoma de crisis de representación, pero también un motor de cambio si estos logran conectar con las demandas ciudadanas y construir un discurso coherente y responsable.
Sin embargo, advierten que la popularidad mediática no siempre se traduce en capacidad política o administrativa, y que el electorado debe evaluar con criterio y conocimiento a estos nuevos aspirantes.
¿Y la confianza en los partidos tradicionales?
La encuesta refleja que rostros históricos como Keiko Fujimori (9 %), César Acuña (2.3 %) y José Luna Gálvez (1.7 %) siguen presentes, pero su apoyo es superado en algunos casos por outsiders o candidatos emergentes. Este escenario muestra una fractura en la preferencia electoral y pone de manifiesto que la política tradicional debe replantear sus estrategias para recuperar la confianza ciudadana.
¿Qué papel juega la indecisión en este contexto?
Un dato clave es que el 27.8 % de los encuestados no precisó su voto, y el 17 % se inclinaría por votar blanco o viciado. Esto refleja una ciudadanía expectante pero cautelosa, que evalúa opciones pero también rechaza propuestas que no le parecen convincentes. En este marco, la aparición de figuras no convencionales puede ser tanto una oportunidad como un riesgo.