En medio del proceso de modernización de las Fuerzas Armadas y en un contexto internacional marcado por tensiones geopolíticas, el Perú cerró un acuerdo marco con Hyundai Rotem para la futura adquisición de 54 tanques K2 Black Panther y 141 vehículos blindados K808 8×8, marcando un antes y un después en la capacidad terrestre del país. La firma —presidida por José Jerí y realizada en Lima— no solo implica una operación mayor a los 1,400 millones de dólares, sino que abre la puerta a cooperación tecnológica, transferencia industrial y un renovado protagonismo regional en materia de defensa.
Un salto histórico para el Ejército peruano
El convenio, suscrito por el Ejército del Perú, la Fábrica de Armas y Municiones del Ejército (FAME) y el gigante surcoreano Hyundai Rotem, convierte al país en el primer operador latinoamericano del tanque K2, considerado uno de los vehículos de combate más avanzados del mundo. ¿Qué significa para el Perú inaugurar la presencia de esta plataforma en la región? ¿Cómo impactará en el equilibrio militar sudamericano?
De acuerdo con la información brindada durante la ceremonia, la adquisición forma parte del proyecto integral de renovación de material blindado luego de más de cuatro décadas sin compras de esta magnitud. La operación también incluye la fabricación local de componentes, servicios de mantenimiento y la posibilidad de asentar capacidades industriales en territorio peruano. Para el Gobierno de Jerí, se trata de un paso estratégico: fortalecer el disuasivo militar mientras se impulsa la industria nacional.
Presencia política de alto nivel en la firma
El evento contó con la asistencia de las principales autoridades del país:
- José Jerí, presidente de la República
- Fernando Rospigliosi Capurro, presidente del Congreso
- Ernesto Álvarez Miranda, presidente del Consejo de Ministros
- César Díaz Peche, ministro de Defensa
- David Guillermo Ojeda Parra, jefe del Comando Conjunto
- César Briceño Valdivia, comandante general del Ejército
Por la delegación surcoreana participó Lee Yong-chul, jefe del Programa de Adquisiciones para la Defensa (DAPA), quien destacó que el acuerdo coloca al Perú como socio estratégico en Sudamérica. La presencia conjunta de las altas autoridades refuerza la dimensión política del pacto, inscrito en las celebraciones por el 201° aniversario de la Batalla de Ayacucho, fecha emblemática para el Ejército.
Cooperación tecnológica: el componente que mira al futuro
Más allá de la compra de 195 unidades, el convenio incluye un elemento clave: la puesta en marcha de proyectos industriales y de transferencia de tecnología. ¿El Perú busca convertirse en centro de producción regional? ¿Qué rol tendrá FAME en esta nueva etapa?
El acuerdo se alinea con los compromisos del año pasado entre Hyundai Rotem, STX Corp. y FAME, orientados al ensamblaje y eventual fabricación de vehículos blindados en territorio peruano. La expectativa apunta a reducir la dependencia de proveedores externos y generar capacidades que permitan sostenibilidad logística en el largo plazo.
Las autoridades surcoreanas expresaron que el Perú está “apostando por el fortalecimiento de su industria de defensa”, mientras el presidente de Corea del Sur, Lee Jae-myung, afirmó que la cooperación busca “prosperidad mutua”. Esta declaración marca una visión más amplia: no se trata solo de comprar blindados, sino de insertar al país en las cadenas internacionales de manufactura militar.
Modernización militar: contexto regional y desafíos
La decisión peruana se produce en un momento en que Sudamérica registra movimientos significativos en materia de defensa: Chile actualiza sistemas acorazados, Colombia evalúa reemplazar sus tanques, y Brasil amplía su industria blindada. En este escenario, la compra peruana reconfigura el mapa regional.
Sin embargo, también surgen interrogantes críticas:
- ¿Está el Perú preparado para sostener el costo operativo de los K2?
- ¿Cómo se articulará la cadena logística para su mantenimiento?
- ¿El acuerdo afectará el presupuesto destinado a otras prioridades como educación o salud?
Especialistas consultados en informes previos han advertido que los tanques de última generación requieren infraestructura especializada, entrenamiento continuo y un presupuesto estable para funcionar al máximo rendimiento. La sostenibilidad será un reto clave.
Financiamiento y pasos siguientes
Hyundai Rotem informó a los reguladores surcoreanos que el monto final del contrato será determinado en el acuerdo de ejecución, previsto para firmarse en 2026. Según la agencia Yonhap, la cifra superaría los 1,400 millones de dólares en base a parámetros de exportaciones previas. El Gobierno peruano evalúa mecanismos de financiamiento escalonado, que incluirían opciones de pago a largo plazo y participación en manufactura local.
Aunque se trata de un acuerdo marco —no un contrato aún— es la señal más clara del viraje estratégico del país hacia la modernización de su fuerza terrestre. El Ejecutivo ha indicado que este tipo de proyectos se desarrollará “sin afectar la estabilidad fiscal”.
Un pacto que redefine la relación Perú–Corea del Sur
Desde hace dos décadas, Corea del Sur ha buscado ampliar su presencia industrial en América Latina. Con este acuerdo, el Perú se convierte en el mayor receptor latinoamericano de equipamiento militar surcoreano y en uno de los socios con mayor potencial en transferencia tecnológica.
El convenio también fortalece la diplomacia de defensa, especialmente en un contexto de cooperación científica, industrial y militar. El mensaje político —en el aniversario de Ayacucho— no es menor: el país quiere proyectar un Ejército renovado, moderno y articulado con socios tecnológicos de primer nivel.