En una de sus primeras actividades oficiales tras asumir la presidencia de la República, José Jerí Oré encabezó esta madrugada una requisa inopinada en el penal Ancón I, en el marco de un operativo simultáneo en distintos centros penitenciarios del país.
La intervención, organizada por el Instituto Nacional Penitenciario (INPE), tuvo como objetivo frenar los delitos de extorsión y sicariato que se gestan desde las cárceles. Operativos similares se realizaron de manera paralela en los penales de Lurigancho, en Lima; El Milagro, en Trujillo; y Challapalca, en Moquegua.Más de 200 agentes del Grupo de Operaciones Especiales del INPE participaron en las intervenciones en Lima, donde se requisaron celulares y otros objetos prohibidos. En el penal de Ancón I se incautaron tres teléfonos móviles, que fueron puestos a disposición de las autoridades competentes.

Durante la inspección, el mandatario estuvo acompañado por el comandante general de la Policía Nacional, Óscar Arriola, y el jefe del INPE, Iván Paredes Yataco. Ninguno de los tres ofreció declaraciones al término del operativo.
Horas antes, el general Arriola informó que el presidente Jerí había solicitado a la PNP mantener una política de “mano dura” contra el crimen organizado, con la instrucción de “develar hasta la más clandestina organización criminal”. El jefe policial también señaló que ha pedido al Ejecutivo mayor tecnología, logística y personal especializado para enfrentar este tipo de delitos.
Con esta acción, el nuevo gobierno busca marcar una línea de firmeza frente a las mafias carcelarias y reforzar el control estatal sobre los establecimientos penitenciarios del país.