Inicio del estado de emergencia en Lima y Callao
El presidente José Jerí encabezó esta madrugada un operativo en el penal de Lurigancho, como parte del despliegue de seguridad durante el primer día del estado de emergencia en Lima Metropolitana y el Callao. La medida, aprobada por el Consejo de Ministros, busca enfrentar con firmeza el avance del crimen organizado y la delincuencia común que afecta a la capital peruana.
Acompañado por el ministro del Interior, Vicente Tiburcio, y el alcalde de San Juan de Lurigancho, Jesús Maldonado, el mandatario supervisó personalmente las acciones de control y revisión dentro del recinto penitenciario, considerado uno de los más grandes y complejos del país.
Un mensaje simbólico desde el penal más grande del Perú
El operativo en el penal de Lurigancho marcó el inicio de una estrategia de “presencia directa” del Ejecutivo en los puntos críticos de seguridad. En su cuenta oficial en la red social X (antes Twitter), el mandatario compartió una fotografía desde el lugar junto al mensaje: “Nunca exijas nada que no ofrezcas”, frase que interpretó como un llamado a la coherencia entre discurso y acción en la lucha contra la delincuencia.
Durante las primeras horas del día, Jerí también visitó distritos como Los Olivos, San Martín de Porres, Comas y Carabayllo, zonas de alta incidencia delictiva donde la Policía Nacional del Perú (PNP) desplegó unidades tácticas y patrullas mixtas junto con las Fuerzas Armadas.
¿Qué implica el estado de emergencia en Lima y Callao?
El estado de emergencia, decretado por 30 días, suspende derechos constitucionales relacionados con la libertad de tránsito y reunión, permitiendo a las fuerzas del orden realizar intervenciones inmediatas, operativos y patrullajes conjuntos. El Ejecutivo señaló que el objetivo es recuperar el control territorial y reducir los índices de criminalidad, que se han incrementado de forma sostenida en los últimos años.
“La delincuencia ha crecido de manera desmesurada, causando un enorme dolor en miles de familias y perjudicando además el progreso del país. Pero esto se acabó. Hoy empezamos a cambiar la historia en la lucha contra la inseguridad en el Perú”, expresó Jerí durante su mensaje a la Nación, al anunciar la medida.
Reacción política y ciudadana ante la medida
El despliegue de fuerzas en Lurigancho generó diversas reacciones en el espectro político y social. Algunos sectores respaldaron la acción directa del presidente José Jerí, considerándola un gesto de liderazgo frente a la ola de crímenes y extorsiones que azota la capital.
Sin embargo, otros cuestionaron la efectividad de las declaratorias de emergencia como herramienta de control, señalando que deben ir acompañadas de políticas sostenidas de prevención, inteligencia policial y reforma del sistema penitenciario.
Lucha contra el crimen organizado: un desafío de Estado
El penal de Lurigancho simboliza uno de los mayores retos del sistema de seguridad peruano. Según informes recientes, en su interior operan redes de extorsión, tráfico de drogas y coordinación de delitos externos, lo que ha convertido al recinto en un epicentro del crimen organizado.
El operativo encabezado por el mandatario forma parte de un plan integral que busca intervenir los penales más críticos del país, fortalecer la presencia policial en zonas de riesgo y romper los vínculos entre reclusos y bandas criminales externas.
¿Qué sigue después del operativo en Lurigancho?
Fuentes del Ministerio del Interior confirmaron que en los próximos días se desarrollarán operativos simultáneos en penales de Callao, Arequipa, Trujillo y Piura, así como intervenciones en mercados, terminales y zonas industriales donde se han detectado operaciones de bandas delictivas vinculadas al sicariato y la extorsión.
El Ejecutivo ha anunciado, además, la creación de un Comando Especial de Seguridad Ciudadana, que integrará información de la Policía, las Fuerzas Armadas y el Ministerio Público para actuar con mayor coordinación.
Un inicio de gestión con señales de firmeza
La presencia del presidente en el penal de Lurigancho durante el primer día del estado de emergencia fue interpretada como una señal política de firmeza y un intento de recuperar la confianza ciudadana frente a la inseguridad.
A diferencia de anteriores gobiernos que delegaron la respuesta en el Ministerio del Interior, Jerí parece apostar por un liderazgo de campo, visible y activo, que busca marcar distancia con la inacción percibida en los últimos años.