Los gremios enfilaron sus baterías contra Petroperú. Confiep, ComexPerú y la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía coincidieron en la última semana sobre el carácter inconstitucional de entregarle a la estatal los lotes petroleros del noroeste, VI y Z-2B, cuyos contratos con privados han sido revertidos tras 30 años, sin un concurso previo y sin la participación de socios.
La inminencia de la publicación del Decreto Supremo que permitiría la transferencia aceleró la ofensiva. La presidente de PERUPETRO, Isabel Tafur, dejó muy en claro que no se otorgarían los lotes sin el mencionado decreto, que deberá ser emitido por el Ministerio de Energía y Minas (MINEM).
En medio de la debacle castillista, el gobierno inyectó en octubre de 2022 US$1 mil millones a la empresa estatal como aporte de capital. Hoy pide US$1500 millones más. Ambos montos sumados equivalen a lo que el país invirtió para enfrentar la pandemia.
Al cierre de edición se revirtió decisión de darle los lotes directamente a Petroperú.
Este choque ocurre cuando, según los estados financieros publicados por la empresa, se confirma que el costo total de la refinería de Talara fue de US$5595 millones, más de 4 veces los US$1334 millones proyectados inicialmente.
Talara está equipada para refinar 95 mil barriles diarios de petróleo para producir combustibles más amigables con el medio ambiente, es decir, con menos de 50 partes por millón de azufre para el abastecimiento del mercado nacional. Sin embargo, hoy se producen en el país apenas 40 mil barriles diarios, frente a la necesidad local de 250 mil (el récord fue en 1980, con 195 mil barriles al día). En los últimos tres años solo se han perforado dos pozos exploratorios.
La decisión política de entregar la explotación de esos pozos a Petroperú tiene relación directa con alimentar a Talara. El tira y afloja tuvo una triple consecuencia:
- 1) en el Congreso se presentó una moción de censura contra el titular del MINEM, Óscar Vera, quien desde hace 40 años es funcionario de Petroperú, actualmente con licencia, y al que se le señala por conflicto de intereses al promover el traspaso de los lotes a la empresa a la que retornará.
- 2) El directorio de PerúPetro dejó sin piso a Tafur y no firmó el Decreto que posibilitaría la jugada.
- 3) El premier Alberto Otárola anunció que “no se entregará ningún dinero adicional a Petroperú”. Con un oleoducto constantemente saboteado, la explotación de hidrocarburos en la selva se ha convertido en una tarea casi imposible. En el reciente evento Perú Energía, el exministro Gonzalo Tamayo auguró que el futuro petrolero en el Perú sería total o predominantemente offshore, en aguas someras, quizá algo profundas.
ORO NEGRO, TODAVÍA
Esto ocurre en un momento clave para la explotación petrolera en el mundo. La transición energética (ver nota aparte) tendrá un efecto directo en la explotación del “oro negro”. La demanda por petróleo tendrá su pico en las próximas décadas y luego decaerá dramáticamente. Por lo tanto, para el país es urgente explotar los recursos y beneficiarse de ellos cuanto antes.
Latinoamérica se proyecta como un gran jugador en ese partido, pero no con los cracks de antaño. El caso extremo es el venezolano, donde PDVSA fue destruida por el chavismo y pasó de una producción de 3.4 millones de barriles diarios en 1998 a los 700 mil de la actualidad. Para darse una idea de la metástasis corrupta, entre enero de 2020 y marzo de 2023 ese país exportó US$25 billones en petróleo, pero solo recibió pagos de US$4 billones.
Ahora lotes de Talara se licitarán, pero mientras tanto serán administrados por Petroperú.
A la mexicana PEMEX también le va muy mal. La producción es la mitad de 2004 y, en su objetivo de hacer al país autosuficiente en energía, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador le otorgó US$45 billones en beneficios tributarios y otros estímulos. El año pasado se inauguró una refinería que costó US$18 billones, el doble de lo inicialmente establecido. Ríete Talara. Con más de US$100 billones en pasivos, PEMEX es la petrolera más endeudada del mundo. Ecuador, altamente dependiente de los ingresos petroleros, ha visto decaer su producción sostenidamente, actualmente en 460 mil barriles diarios. Las denuncias de corrupción en torno a Petroecuador se multiplican y una reciente votación en referéndum determinó que no se explote petróleo en la emblemática reserva amazónica del Yasuní.
Mientras tanto, el presidente de Colombia Gustavo Petro ha prometido reducir dramáticamente la producción petrolera en el país e incentivar las energías renovables, además de sectores como el turismo y la manufactura. No es el caso de Lula, que puede tener la protección del medio ambiente como un eje de política, pero ello no le impide meterle el acelerador a la explotación petrolera, ya que Brasil pasó
de estar fuera del ranking al octavo puesto de la lista mundial.
Los ingenieros de Petrobras descubrieron un extraordinario yacimiento en 2006 submarino en las costas de Sao Paulo, bajo tres kilómetros de océano y cinco más de rocas y sal, que hoy produce 2.2 millones de barriles diarios. La inversión en tecnología de punta le permite producir petróleo con bajas emisiones de carbono y significativas utilidades.
Transición energética determina que el petróleo remanente se explote cuanto antes.
Los escándalos durante la presidencia de Dilma Rousseff, donde billones de dólares se fueron al agua para subsidiar el combustible local a pesar de los precios bajos de entonces, motivaron una radical reorganización en la empresa y las utilidades, concentradas en la explotación offshore de Sao Paulo, superaron los US$36 billones el 2022. La nueva legislación permite la participación de firmas extranjeras en la exploración y explotación, lo que permite mayor competencia.
Hoy Petrobras ha trasladado su atención a la exploración en la zona del noroeste brasileño, en el margen ecuatorial adyacente a Guyana, la otra actual estrella sudamericana de la explotación petrolera. En este pequeño país de 800 mil personas la ExxonMobil estadounidense encontró gigantescas reservas en 2015, que lo han convertido en un gran productor. Argentina, mientras tanto, ha incrementado de manera importante la producción de petróleo de esquisto -o shale- en el yacimiento de Vaca Muerta.