
Por: Eduardo Bruce
En España la incidencia de la detección del cáncer es 616 por cada 100 mil ciudadanos. En el Perú es 212 por 100 mil. ¿Es que en el Perú nos enfermamos menos de cáncer que en España? ¿Tres veces menos? Eso no puede ser verdad. Una adecuada lectura de esas cifras esconden una realidad oculta, que debe visibilizarse para conocer la real incidencia del flagelo del cáncer.
La International Agency for Research on Cancer de la OMS reporta una incidencia de cáncer de 0.21% en Perú y 0.62% en España, el triple de casos en España. Sin embargo, esto no implica que los peruanos sean menos propensos a enfermarse; la salud de ambas poblaciones no difiere notablemente.
En España, existen programas de detección temprana y un sistema de salud que identifica activamente los casos. En contraste, en Perú se observa un importante sub registro respecto a la incidencia real; muchas personas viven y fallecen a causa del cáncer sin recibir diagnóstico, lo que las mantiene fuera del alcance del sistema de salud.
Al aplicar la tasa de incidencia española al Perú (0.61% sobre una población estimada de 32 millones), se podrían proyectar aproximadamente 198,000 casos potenciales para el año 2022. Esto revela que el sub registro podría estar ocultando más de 120,000 personas afectadas que no figuran en los registros oficiales ni acceden al diagnóstico oportuno.
Resulta imprescindible fortalecer e implementar programas efectivos de detección temprana en Perú, con cobertura nacional y sostenida, con el fin de reducir el número de personas que enfrentan el cáncer sin acceso a tratamiento adecuado. Únicamente mediante estas acciones será posible disminuir la brecha existente y salvar vidas actualmente excluidas de las estadísticas.

MINSA: En esta distribución del estadío del cáncer al ser detectado se muestra que la mayoría de los pacientes están en estadío III y IV, cuando las probabilidades de sobrevivencia son menores
En Perú, casi el 49 % de pacientes con cáncer detectado muere, mientras que en España es cerca del 38 %. Solo el 35-40 % sobrevive cinco años en Perú, frente al 55-60 % en España. España logra mejores resultados por su detección temprana, especialmente en mama, colon y cuello uterino; en Perú, el 60-70 % se detecta en fases avanzadas. Detectar pronto permite más curaciones, en menos tiempo y a menor costo.
Si bien las cifras parecen indicar que en el Perú hay menos casos de cáncer, la realidad es que esto refleja sobre todo una menor capacidad de diagnóstico y registro. La diferencia entre las estadísticas de España y Perú no radica en la biología, sino en la manera en que cada país enfrenta el problema.
Es cierto que existe una tendencia a evitar sobrecargar el sistema público de salud, ya que los recursos son limitados y muchas veces no se busca generar una presión adicional sobre el personal y la infraestructura disponibles. Sin embargo, también hay profesionales y equipos comprometidos que trabajan día a día para mejorar la detección temprana y brindar atención a quienes lo necesitan.
En lugar de ocultar el problema o minimizarlo, es necesario reconocer la magnitud del desafío y buscar soluciones que permitan visibilizar a las personas afectadas. Generar conciencia y afrontar la realidad puede exigir ajustes y esfuerzos adicionales en el sistema, pero es la única forma de avanzar hacia un modelo más justo y efectivo, donde todos los pacientes tengan la oportunidad de recibir un diagnóstico oportuno y tratamiento adecuado. Solo sumando voluntades y fortaleciendo el compromiso podremos cerrar la brecha y salvar vidas que hoy permanecen fuera de las estadísticas oficiales.