La presidenta del Perú, Dina Boluarte, desató una nueva crisis diplomática con Bolivia tras declarar que evitó que el país se convirtiera en un “Estado fallido como Cuba, Venezuela y Bolivia”. Sus palabras, pronunciadas durante su discurso oficial por Fiestas Patrias, provocaron una inmediata reacción del presidente boliviano, Luis Arce, quien calificó las afirmaciones de “inadmisibles” y ordenó convocar al representante diplomático peruano en La Paz para expresar el rechazo de su gobierno.
La frase exacta de Boluarte, pronunciada desde el hemiciclo del Congreso el 28 de julio, fue clara: “¿Qué hubiera sucedido si no hubiera asumido el gobierno? El país estaría camino a convertirse en un país fallido como Cuba, Bolivia y Venezuela”. La mandataria, quien accedió al poder en diciembre de 2022 tras la destitución de Pedro Castillo, intentó con ello trazar un contraste entre su gestión y el proyecto político anterior. No obstante, la mención directa a países latinoamericanos gobernados por la izquierda generó una ola de críticas, sobre todo desde el gobierno de La Paz.
Luis Arce reacciona con firmeza
El presidente Luis Arce utilizó su cuenta oficial en la red social X (antes Twitter) para responder: “Las declaraciones de la presidenta Dina Boluarte no representan el verdadero sentir del pueblo peruano, con el cual mantenemos históricos lazos de hermandad, respeto y cooperación”. Posteriormente, el Ministerio de Relaciones Exteriores boliviano convocó al encargado de negocios de Perú en Bolivia para expresarle el malestar formal del Gobierno altiplánico. Según el vicecanciller Elmer Catarina, las declaraciones fueron “sorprendentes” considerando que ambos países están por cumplir 199 años de relaciones diplomáticas.
Además, la representación diplomática boliviana en Lima recibió instrucciones de remitir una nota de protesta oficial, y se anunció que la encargada de negocios de Bolivia en Perú será citada para rendir un informe sobre el estado actual del vínculo bilateral.
Perú evita disculparse, pero no niega las tensiones
En contraste, la reacción del Gobierno peruano fue más mesurada. El canciller Elmer Schialer, nombrado en 2024, evitó distanciarse del discurso presidencial. En declaraciones a la prensa afirmó que “no agregaría ni una coma” a las palabras de Boluarte, aunque sí consideró que hubo “una mala interpretación” por parte de Bolivia. “No se puede tapar el sol con un dedo”, agregó Schialer, en referencia a la situación económica de Bolivia.
El canciller confirmó que el impasse se tratará por “canales diplomáticos” y aseguró que Perú mantiene la intención de asistir oficialmente al bicentenario de la independencia de Bolivia el próximo 6 de agosto, reafirmando que el Gobierno no busca romper relaciones con el país vecino.
Contexto político e impacto regional
Diversos analistas políticos consideran que las palabras de Boluarte tienen una motivación interna, destinada a reforzar su imagen ante sectores conservadores y diferenciarse claramente de Pedro Castillo, su antecesor y exaliado político. La mención a Cuba, Venezuela y Bolivia —gobiernos con orientación socialista— habría sido una señal al electorado de derecha que cuestiona su legitimidad desde el inicio.
Sin embargo, el uso de la política exterior con fines domésticos ha tenido consecuencias. Legisladores bolivianos, como el diputado del MAS Santos Mamani, señalaron que la mandataria peruana usó a Bolivia “como cortina de humo” para distraer de los problemas sociales y económicos que enfrenta su administración. En paralelo, el Congreso peruano se alista para discutir una nueva solicitud de Boluarte para ausentarse del país en agosto, esta vez con destino a Japón e Indonesia, donde participará en foros económicos y buscará consolidar un acuerdo comercial.
El presidente del Congreso, José Jerí, criticó que junto con la solicitud de viaje no se enviaran los proyectos de ley anunciados el 28 de julio, como la reforma para la pequeña minería, y advirtió que la gestión de Boluarte carece de un compromiso claro con la política interna.
Relaciones bilaterales bajo tensión
La tensión con Bolivia ocurre en un momento en que las relaciones bilaterales atravesaban un período de enfriamiento, agravado tras la caída de Pedro Castillo y la llegada de Boluarte al poder. El vínculo entre ambas naciones ha sido históricamente estrecho, con cooperación en comercio, migración y desarrollo fronterizo. No obstante, este incidente representa una de las mayores fracturas diplomáticas en los últimos años.
Además, las palabras de Boluarte podrían repercutir en el papel del Perú dentro de foros regionales como la Comunidad Andina (CAN) y UNASUR, donde la diplomacia peruana suele abogar por la integración. Un distanciamiento con países clave del bloque andino debilita su capacidad de influencia y podría afectar futuros acuerdos multilaterales.
La polémica declaración de la presidenta Boluarte ha desatado una crisis diplomática con Bolivia que aún no muestra señales de pronta resolución. El Gobierno peruano ha optado por evitar una rectificación pública, lo cual complica los esfuerzos diplomáticos. En tanto, la respuesta firme de Bolivia refleja un deterioro en el clima político regional, donde los alineamientos ideológicos vuelven a condicionar las relaciones bilaterales. El manejo de esta crisis será una prueba de fuego para la política exterior de Dina Boluarte, en momentos en que su popularidad interna se mantiene en niveles bajos y el país enfrenta importantes desafíos de gobernabilidad.