Daniel Bonifaz: “El emprendedor peruano tiene falta de tolerancia al fracaso” | La entrevista del domingo

En fiestas patrias, momento para evaluar la visión del país, pero también el rumbo personal, esta es su filosofía.  

por Edgar Mandujano

“La Fórmula para Emprender” (Planeta 2024) es el libro recién publicado por Daniel Bonifaz, emprendedor con muchas camisas puestas: las Fintech Kambista y Flip, la app My Good Week, el podcast Emprendedores, “que ya es una empresa en sí misma”, la empresa de contenido Biz mediante la cual 12 mil personas reciben noticias de negocios. “Y de ahí tengo una agencia de creadores de contenido”. En fiestas patrias, momento para evaluar la visión del país, pero también el rumbo personal, esta es su filosofía.  

Al principio del libro planteas una suerte de filosofía salida de tu historia de vida. Fuiste seminarista y luego sentiste que habías perdido el tiempo y que tenías que ponerte al día. ¿Es el origen del impulso emprendedor?

Estuve en el seminario cinco años. A los 18 me metí a estudiar para ser sacerdote. Me fui a un viaje a Oruro, a Puno, y me dije que la única forma de hacer el bien es dedicándome de lleno. Venía de colegio católico de la Fuerza Aérea. Estuve con el Sodalicio y me salgo antes de todo el problemón que hubo con el Fundador. No salí por eso, pero hice la conexión, por más sonso que suene, de que se podía ser una buena persona y tener una familia. Salí y de ahí fue todo el escándalo. El libro en verdad parte de esa frustración de estar retrasado cinco años de mi vida y además venir de un escándalo. Decía, ¿cómo pongo esto en mi currículum? Me quedaba o hacer la línea de carrera de trabajo tradicional de diez años empezando como practicante a mis 28 o me pongo a emprender este eso.

Como dicen, por algo pasan las cosas. Pero igual partes de esa intención de hacer el bien, que se refleja en el libro, con una empresa como generadora de valor social. En estricto, no está tan lejos de esa vocación inicial.

Cierto al 100%. Solo que en mi caso me acuerdo mucho que promulgamos el hecho de cambiar el mundo. Y una frase me hizo cambiar el rumbo justo antes de salir. “En vez de cambiar el mundo, ¿por qué no lo escuchamos?”. Y creo que eso está relacionado mucho con el emprendimiento, porque a veces uno quiere emprender en lo suyo y se enamora de su idea. Pero los negocios que más fallan son los que no escucharon al mundo, los que no entendieron qué se necesitaba por las tres partes: lo que necesita el mundo, lo que necesita el mundo de ti y que es factible para ti hacer en el mundo y prosperar. Al final el mercado mismo es el que te enseña y tienes que estar abierto a ese mercado.

Rompes el lugar común de la gran importancia de la idea. ¿Cuánto pesa el trabajo en equipo?

Las ideas son el 1%. Al final son están sobrevaloradas, creo yo.

En este mundo donde se valora tanto la épica de Silicon Valley y el momento Eureka. ¿Las historias de mega éxito son engañosas para el que se quiera dedicar a emprender?

En buena medida sí, desencarnadas de la realidad. Y una de las cosas que yo no encontré en mi momento era una guía práctica para emprender. Simplemente había estas teorías de “haz una presentación y levanta plata”. Que no fue mi caso. Me faltaba esa guía, necesitaba un mentor que me diga cómo divido el porcentaje de mis socios -que ahí me equivoqué un montón- y hay un capítulo de eso. ¿Cómo pongo el precio de mi producto y mi propio salario de emprendedor? ¿En qué momento renuncié a mi trabajo para dedicarme de lleno? Toda esa parte de guía es la intención del libro. Más que un libro de show, de hablar de toda la historia y la geografía del autor y cómo fue encontrando aprendizajes, quise más bien que el lector lo pueda usar como una guía de cabecera.

Mencionas muchos autores y trabajos, tiene muchas citas. Hay sustento.

Como seminarista estudias mucha filosofía y lees un montón. Tenía el hábito de la lectura pero cuando salí mi enamorada estaba en una empresa, hablaba de temas empresariales y yo no entendía nada. Empecé rezagado y las cosas no las aprendí en la universidad, porque la universidad está cinco años atrasada en malla curricular. Mientras que en el trabajo se decía una cosa, en la universidad no y entonces necesitas leer más. Libros de empresas, negocios, historias de negocios y eso me fue formando para decir “ok, cómo aplico esto a mi día a día”. Creo que esta hambre intelectual, curiosa y mi vocación de profesor, o sea, pues me gusta enseñar, está muy relacionada. Aplicando y enseñando, así fue. Los libros fueron mi mejor maestro en ese sentido.

¿Cómo lo fuiste vinculando en tu trabajo en un emprendemiento como Kambista?

Emprender es como un camino medio existencial donde no puedes dividir tu trabajo de tu vida personal. Parte del libro son experiencias que quería plasmar de mi día a día, como si escribiera mi diario de esto. Todo el proceso que pasé como gerente general al comienzo haciendo de todo. De ahí, empezando mis primeras delegaciones y luego ya viéndome más como el guardián de la cultura y de la visión del negocio. Mi intención es crear mejores empresarios y personas al final.

¿Cómo relacionar eso con la “cultura” empresarial nacional, que viene de empresas familiares y tradicionales?

El Perú es el país más emprendedor del mundo, más que Colombia, incluso México. El 59% de personas han emprendido alguna vez y el 65% quiere emprender en los próximos dos años. Es un peruano muy emprendedor, muy rico, pero hay cosas que lo atan. Oppenheimer tiene un título que me encantó: ¡Crear o morir!, donde observa que, por ejemplo, nuestros países no tienen tantas patentes. Creo que hay falta de tolerancia al fracaso en general y a la falta de querer experimentar. Justamente en estas empresas familiares persiste muchas veces la cerrazón, la burocracia y la gente no empieza a crear. El emprendimiento es una buena escuela para fracasar, aprender, experimentar barato, rápido y encontrar ahí la fórmula.

¿El emprendimiento es un llamado de hombre o mujer joven?

No necesariamente. Cada uno tiene su propio reloj y nunca es tarde para encontrar esa intersección entre lo que haces bien, lo que el mundo necesita y lo que te apasiona. Son esas tres cosas. No sabes si lo vas a encontrar a los 40 o a los 50. En mi caso, lo encontré a los 30. No diría que hay una edad para emprender. Pero tiene una gran cuota de riesgo. Y cuanto más joven eres, menos responsabilidad tienes. Es un mejor momento, por así decirlo. Tienes más posibilidades de arriesgar un poco más.

Te refieres mucho a emprendimientos relacionados con tecnología. ¿Cuál es un campo donde el emprendimiento puede florecer en el Perú?

Toda nuestra vida está digitalizada. Definitivamente las industrias. Hablo de las industrias fragmentadas con el NPS (Net Promoter Score) muy bajo. Hay muchas quejas alrededor de esta industria y no hay un líder indiscutible. Hay como un gap o una diferencia fuerte entre el crecimiento de una industria que se estanca como seguros, banca, media y la tecnología que avanza mucho más rápido. Entonces en este gap es donde empiezan a haber oportunidades. Todas las fintech que se han creado son un ejemplo. Yo he creado dos. En media tienes los creadores de contenido y toda esta nueva pegada. La industria de medios va a cambiar radicalmente y hay muchas oportunidades pequeñas que se pueden aprovechar. Y el consumidor está cambiando mucho en ese sentido. Se vuelve mucho más selectivo, más demandante. Quiero las cosas más rápido, todo inmediato, todo, desde mi celular. Y eso nos da distintos retos.

Todo el empuje que planteas en el libro está amarrado también a la sociedad en la que vives. Acabas de hablar de las características emprendedoras del peruano. Al mismo tiempo, en los últimos años la migración se ha cuadruplicado. Es decir, los jóvenes capacitados o que deberían traer ese valor agregado a su sociedad, ya no apuestan por ella. Sí. Migrar es complejo Muchas veces el migrante vive en la nostalgia y extrañando porque nunca va a ser su sociedad. ¿Esta es una filosofía que puede contribuir a ver las cosas de otra manera?

Hace poco hice el estudio de qué tan rentable es un MBA y me di cuenta que la gran mayoría de peruanos vuelven. No aguantan estar fuera de su país. Aparte es otra cultura, la comida, las juntas entre amigos. Te mata la familia. Y yo personalmente creo que el Perú sigue siendo un país de oportunidades. En mi caso, Kambista ya era un negocio que funcionaba hace diez años en otros países. Entonces el hecho de estar 20 años atrás, ser un país subdesarrollado, aún emergente, abre más campo para emprender. No solamente es un tema cultural nuestro, sino también es coyuntural. Si es un es medio caótico y mucha gente puede decir ¿sabes qué? No quiero vivir más acá. Pero si lo ves de una óptica de decir “en vez de quejarme por los problemas, voy a preguntarme donde hay una oportunidad”. En esos problemas cambia la vaina, cambia la mentalidad y uno puede encontrar huecos para para emprender. Todos mis emprendimientos están acá en Perú, algunos funcionan en otro país también, pero aquí está La Meca. Hay una frase que me gusta: man of everything, man of nothing. Hombre de todo, hombre de nada. Al final yo diversifico de esa forma para ver cuál prende.

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