CADE 2023 Rompe Fuegos: Un empresariado más combativo y activista

Por: Enrique Chávez | Abordará planteamientos y propuestas para restablecer la confianza, generar inversión privada, impulsar el empleo formal y acelerar el crecimiento que nos permita un desarrollo real y bienestar para los peruanos de todas las regiones.
Presidente de IPAE, Gonzalo Galdos, Werner Salcedo gobernador regional de Cusco y Juan Fernando Correa presidente de CADE Ejecutivos inauguraron el CADE Ejecutivos 2023.

URUBAMBA- La sala de oxigenación instalada en la CADE 2023 ya tuvo buenos usos. Como el de la economista del IEP y la directora del BCR Roxana Barrantes, que se sintió indispuesta por la altura en medio de la interesante intervención compartida con Diego Macera y Waldo Mendoza.

Cuando se baja al paradisíaco Valle de Urubamba, donde se ubica el centro cultural de la Ciudadela de Salud Infantil Virgen de Vidawasi en Urubamba, escenario este año del encuentro empresarial, la altura baja de los 3400 de Cusco a casi 2900.

A pesar de ello, como lo experimentó la doctora Barrantes, el soroche puede seguir jugando malas pasadas. En la CADE del 2022 –situado en la costera Paracas, por si acaso- el empresariado presente parecía extrañamente sedado. Como si el hecho de que el gobierno de Castillo no fuera al final un régimen comunista lo hiciera más tolerable hasta el 2026. “Aguantemos el trance”, era el mensaje entre líneas. Una mirada más atenta concluía que eso no iba a durar, independientemente del gatillo. Y la poca capacidad del expresidente hizo que él mismo lo apretara apenas un mes después.

Un año más tarde se percibe un empresariado más demandante, combativo y activista. “Que se sienta que el sistema persigue el bienestar de todos los peruanos”, urgió Gonzalo Galdós, presidente de IPAE, que también clamó por “restablecer el diálogo con el gobierno luego de años de desconfianza y oscurantismo”.

La economía actual paga la factura de la brutal pérdida de confianza del sector privado durante el gobierno de Castillo. Macera reconoció el error de los economistas para proyectar el crecimiento de este año –del 3% nos fuimos de bruces a 0%- y consideró que subestimaron los efectos climáticos, el impacto de la conflictividad social con la resaca prolongada en sectores como el turismo y, en particular, no leer el impacto que ha tenido mantener la confianza en negativo durante tanto tiempo.      

El impulso de la minería, la agroexportación, el turismo y la construcción son ejes centrales del encuentro. Pueden salir rápido, ir a la vena, funcionar de suero rehidratante para que Lázaro vuelva a caminar. O a correr.

Waldo Mendoza, que sumó el efecto negativo de la transición de una política expansiva característica de la pandemia a otra mucho más contractiva, recuerda que ni en el Perú ni en otra parte hay grandes transformaciones económicas sin el concurso del Estado y cree que con la promoción adecuada el turismo puede ser un gran motor, comparable a los de minería y agroexportación. También observa un potencial en la exportación maderable (Barrantes se mostró escéptica sobre lo último debido a la poca capacidad estatal para garantizar la trazabilidad de la madera en medio del crecimiento exponencial de las economías ilegales).   

Las Obras por Impuestos, que podría ampliarse a Servicios por Impuestos, es uno de los mecanismos en los que se observa un futuro más prometedor de la intersección entre sector privado y mejora social. Juan Fernando Correa, presidente de la CADE de este año que hoy parece lo más cercano a un hombre de empresa que quiere meterse en política, recordó que el pico ejecutado en un año por esa modalidad fue de S/.1000 millones, mientras que hoy el MEF le ha puesto un tope de S/.25 mil millones. Si se toma en cuenta que la brecha total de infraestructura en el país suma US$159 mil millones, hablamos de números muy interesantes de ser aterrizados en obras durante varios años.

“No vengamos solamente a conversar y tomarnos un trago”, propuso Correa. “Tengamos iniciativas y compromisos que nos permitan volver a creer”.

Roxana Barrantes, profesora Principal de la PUCP e investigadora del IEP, junto a Waldo Mendoza, exministro de Economía y profesor e investigador en el Departamento de Economía de la PUCP.

La otra figura para acelerar la inversión es la de las Alianzas Público Privadas (APP), vapuleadas por  todos los casos de corrupción de los años recientes. Al final de la primera jornada, el PCM Alberto Otárola destacó las convocatorias de Proinversión, que estima colocar US$10 mil millones bajo esa modalidad entre este año y el próximo.

De saque también se nota el esfuerzo por reposicionar el crecimiento. La sentada de estos tiempos ha recordado su importancia. Macera ilustró el punto. Si crecemos 2% en promedio durante 30 años, alcanzaremos para los 2050 el PBI per cápita actual de Costa Rica, que es de US$19 mil. Un punto sucesivo más nos llevaría a igualar las realidades actuales de Chile (3%), Polonia (4%), Nueva Zelanda (5%) y Dinamarca (6%), que hoy tiene un PBI p/c de US$53 mil.

Exministro de economía, Waldo Mendoza junto a Diego Macera, Director del Instituto Peruano de Economía.

Ese reposicionamiento pasó por la discusión regional. El gobernador del Cusco, Werner Salcedo, fustigó el centralismo limeño y el olvido al que supuestamente se ha condenado a las regiones. Pero la empresaria cusqueña Rosa Pino criticó que, de los últimos 30 años, la izquierda ha estado al frente durante 20. “Las élites cusqueñas, que antes tuvieron un liderazgo intelectual nacional, se han banalizado”, fustigó. “La izquierda ha instalado mitos que detuvieron nuestro desarrollo. Espero, Werner, que no te sumes a esa historia”. Salcedo, por cierto, fue elegido por Somos Perú.

¿Y qué dice el gobierno central? Otárola llegó con un discurso entusiasta y subrayó la importancia de los programas de reactivación, particularmente el recientemente anunciado “Unidos”, que busca sobre todo proteger la cadena de pagos y promover la inversión privada, con soportes claves para sectores como el agroexportador, que congela incentivos tributarios. Celebró que el gobierno actual fuera el que más ha invertido para prevenir los efectos del Niño y señaló que los motores minero y de agroexportación siguen funcionando con todo. Álvaro Correa, vicepresidente de Confiep y hombre de Credicorp, puso banderillas bien concretas que en buena medida responden a las críticas más importantes del empresariado cuando le reclama al gobierno mayor “convicción” favorable a la inversión: 1) ¿Qué piensa hacer el gobierno para revertir el retroceso legislativo del régimen agroexportador, derogado en 2020 y reemplazado por otro menos promotor? 2) ¿Cuál es la postura frente a Petroperú, una empresa mal manejada a la que se le siguen inyectando millones y otorgando lotes? 3) Tras la agenda 19 del gobierno anterior y la guerra contra las modalidades de tercerización, ¿cómo flexibilizar una política laboral que impide formalizar y contratar más por sus altos costos? 4) Si bien se ha removido a un número de funcionarios no idóneos que entraron al gobierno de Castillo falta mucho más para mejorar el nivel del aparato público. ¿Qué piensan hacer?

Álvaro Correa, segundo Vice-Presidente de la CONFIEP junto a Alberto Otárola, presidente del Consejo de Ministros y el conductor, Fernando Carvallo, periodista de Radio Programas del Perú.

Otárola toreó las preguntas pero se las reformuló el moderador Fernando Carvalho. Sobre Petroperú dijo que no estaba de acuerdo en darle más plata y que debería reformarse. Pero no respondió mucho más al respecto, excepto decir que esperan del Ministerio de Trabajo propuestas que puedan ser debatidas.

El primer ministro se fue por la tangente del “desastroso gobierno anterior” (son técnicamente el mismo, ojo), la expulsión de venezolanos y las nuevas propuestas de reformas políticas que le harán al Congreso (elección uninominal, senado, clarificación del modelo híbrido). Si bien Correa le reconoció que “ustedes están regresando a la línea de confianza”, le recordó que hay niveles de control territorial, con las economías ilegales, que van mucho más allá de los delincuentes venezolanos. Era una larga lista para interpelar al poder de turno y, al menos, ya podía ponerse de nuevo sobre la mesa.