Bernie Navarro (en la foto conversando con Marco Rubio), empresario cubanoamericano y presidente ejecutivo de Benworth Capital, ha sido recientemente nombrado embajador de Estados Unidos en el Perú. Sin embargo, su designación llega en un momento crítico: actualmente se encuentra en el centro de una grave controversia legal, tras ser demandado en julio de 2024 por el Banco de la Reserva Federal de San Francisco por incumplimiento contractual, transferencias fraudulentas de fondos y manejo financiero irregular. La entidad exige la devolución de más de 67 millones de dólares.
En el contexto de la pandemia de la COVID-19, Navarro y su firma administraron, bajo el programa federal Paycheck Protection Program (PPP), más de 4,000 millones de dólares en préstamos condonables, creados para sostener a las pequeñas empresas en crisis. La operación le reportó a Benworth Capital más de 680 millones de dólares en comisiones, de los cuales una parte considerable habría terminado directamente en los bolsillos del propio Navarro.
Durante ese mismo periodo, el PPP se convirtió en uno de los instrumentos clave del gobierno estadounidense para salvaguardar el tejido empresarial. Pero también fue una oportunidad dorada —y opaca— para ciertos actores del sistema financiero. Entre ellos, destaca el nombre de Bernie Navarro.
Transferencias estratégicas
Entre 2021 y 2024, según documentos judiciales, Navarro transfirió más de 50 millones de dólares en dividendos a una filial de Benworth establecida en Puerto Rico, presuntamente con el objetivo de evitar el cumplimiento de obligaciones de pago inminentes. De acuerdo con la demanda, esta maniobra formaba parte de una estructura empresarial diseñada estratégicamente: mientras la entidad en Florida es propiedad directa de Navarro, la de Puerto Rico pertenece en un 99 % a su esposa, Claudia Navarro.
La Reserva Federal sostiene que este patrón no es nuevo. Afirma que Navarro ya ha utilizado mecanismos similares en el pasado para evitar responsabilidades financieras.
Vínculos políticos bajo la lupa
El caso también proyecta una sombra sobre el aparato político republicano del estado de Florida. Navarro no solo es un empresario con influencia, sino también un activo recaudador de fondos, anfitrión de eventos políticos y asesor informal. Aunque nunca ha ejercido un cargo público, su presencia ha sido constante en las esferas de poder durante las últimas dos décadas.
Su estrecha relación con el senador Marco Rubio —uno de los principales impulsores del PPP en el Senado— añade una dimensión incómoda al escándalo. Si bien no existen indicios de que Rubio esté involucrado en los manejos financieros de Benworth, la proximidad entre ambos obliga a un escrutinio público más riguroso.
Navarro ha negado categóricamente haber cometido alguna irregularidad. En declaraciones recientes, señaló que siempre ha actuado conforme a la ley y dentro de los estándares éticos y legales en todos sus negocios.
Trayectoria pública y educativa
Además de sus actividades empresariales y políticas, Navarro ha desempeñado roles destacados en el ámbito cívico y educativo. Fue presidente de la Junta de Fideicomisarios de Miami Dade College y dirigió la influyente Latin Builders Association (LBA). Incluso se llegó a especular con una posible candidatura suya a la alcaldía de Miami-Dade.
Sin embargo, no posee experiencia diplomática previa, lo cual ha despertado críticas sobre su idoneidad para encabezar la representación estadounidense en Lima, en un contexto geopolítico cada vez más complejo.