La empresa de transportes Santa Catalina decidió suspender sus operaciones este lunes 23 de junio, luego de que uno de sus buses fuera blanco de un ataque armado en la cuadra 12 de la avenida Canto Grande, en San Juan de Lurigancho. El atentado ocurrió cerca de la medianoche, cuando desconocidos dispararon al menos cuatro veces contra la unidad de la ruta C, poniendo en riesgo la vida del conductor y el copiloto.
Afortunadamente, el chofer resultó ileso y logró trasladar el vehículo hasta el patio de maniobras. Sin embargo, el atentado generó pánico entre el personal, que en la mañana se negó a salir a trabajar por temor a nuevos ataques. Según testigos, junto al bus se encontró una carta extorsiva firmada por el grupo criminal Los injertos de San Juan de Lurigancho, quienes amenazaron con asesinar a un conductor si la empresa no accedía a sus demandas en un plazo de 24 horas.
La situación se agrava al recordar que este no es el primer ataque que sufre la empresa Santa Catalina. En septiembre de 2024, se reportó un hecho similar en Villa María del Triunfo, atribuido a otro grupo delictivo. Esta vez, la amenaza directa ha obligado a paralizar un servicio que diariamente moviliza a más de 80,000 pasajeros en zonas clave de Lima, incluyendo Puente Nuevo, avenidas México, Arenales y San Gabriel.
Pese a los llamados de los dirigentes para retomar las labores, los trabajadores se mantienen firmes en su decisión de no salir hasta que las autoridades garanticen su seguridad. Mientras tanto, el paradero luce desierto y el miedo se impone, dejando en evidencia la creciente ola de violencia y extorsión que golpea al transporte público en Lima.