La tos ferina, también conocida como tos convulsiva, es una enfermedad respiratoria causada por la bacteria Bordetella pertussis. Se transmite fácilmente a través de pequeñas gotas expulsadas al toser o estornudar, lo que la hace altamente contagiosa, especialmente en entornos donde hay niños o personas no vacunadas.
Aunque en sus primeras fases puede confundirse con un resfriado, la tos ferina presenta síntomas específicos que deben ser atendidos con urgencia. En los primeros días, los signos suelen incluir:
- Goteo nasal constante
- Fiebre leve
- Estornudos frecuentes
- Malestar general
A medida que avanza, los síntomas se agravan y aparecen señales más características como:
- Tos persistente y violenta que puede durar semanas
- Vómitos posteriores a los accesos de tos
- Sonido agudo al inhalar después de toser, conocido como “gallo”
- Episodios de asfixia o dificultad para respirar
- Fatiga extrema después de cada ataque de tos
En los bebés y niños pequeños, uno de los signos más alarmantes es la apnea: pausas en la respiración que pueden poner en peligro su vida.
La tos ferina puede prevenirse con vacunación. Si tú o un miembro de tu familia presenta síntomas como los descritos, acude de inmediato a un centro de salud para recibir el diagnóstico y tratamiento adecuados. Reconocer la enfermedad a tiempo puede marcar una gran diferencia.