Minería: Un gran salto para mejor, por Guillermo Vidalón del Pino

por Edgar Mandujano

La evolución de la humanidad ha tenido grandes etapas, el paso del nomadismo al sedentarismo se debió principalmente a la agricultura, sin embargo, ésta tuvo una gran limitante, la falta de herramientas que permitan profundizar los hoyos donde colocar las semillas o construir canales para conducir el agua de los ríos.

El ciclo natural en la producción de frutos, tubérculos y hortalizas resultaba insuficiente para el crecimiento poblacional, por lo que hubo que recurrir a otros elementos de la propia naturaleza como son los minerales, principalmente los metálicos.

La transcendencia de los metales se remonta a la última etapa de la prehistoria, es decir, más de 8 mil años atrás, según algunos arqueólogos. Cuando se descubre el cobre, la humanidad se percata que es un material maleable, es decir, fácil de tomar varias formas gracias a la acción del fuego. En el Perú, desde las culturas pre-incas e incas, el cobre fue empleado para ser colocado en las chaquitacllas, instrumento de madera al cual se le adhería una punta de cobre, era usado para introducirlo en la tierra y colocar una semilla, también para removerla. La chaquitaclla pasó de ser un par de ramas cruzadas perpendicularmente a una herramienta de labranza, lo que permitió incrementar la producción agrícola y consolidar una alianza histórica entre la agricultura y la minería.

Posteriormente, se inventó las aleaciones entre uno o más metales, la Edad del Bronce, marcada por la aleación del cobre y estaño, un producto que permitió forjar nuevas herramientas, armas defensivas y ofensivas, utensilios diversos que eran destinados para el culto a las divinidades hasta como equipos en el ámbito productivo o -también- de uso cotidiano.

Posteriormente, fueron dominados otros metales como el oro, los orfebres del Señor de Sipán en Lambayeque han legado piezas que demuestran cómo los metalurgistas de entonces lograron adherir una pátina de oro sobre el cobre, al cual se le atribuía un origen divino por su color y brillo similar al del Dios Mayor, el Sol. Por su parte, los Paracas le dieron forma de Tumi al oro y lo emplearon para salvar la vida de alguna persona realizando trepanaciones craneanas exitosas. La medicina de entonces descubrió la importancias de la asepsia en sus intervenciones y por eso emplea los metales hasta la actualidad.

Más adelante, llegó la Edad de Hierro, el uso de este metal se incrementó gracias a su abundancia en estado natural, su resistencia y durabilidad le otorgaron grandes ventajas, las que impactaron favorablemente en otras actividades económicas como la agricultura. La invención del arado de hierro y el yugo que sujetó a dos bueyes hizo que el trabajo en el campo se acelerada y se incorporen nuevas tierras de cultivo, incrementándose la producción. Un invento posterior que cumple la misma finalidad es el tractor, otra herramienta mecánica que emplea en su fabricación metales como el cobre, el hierro, derivados del petróleo, etc. Una vez más, se reafirma que la interacción de la humanidad con la naturaleza permite alcanzar mejores condiciones de vida y los países desarrollados se caracterizan por haber generado conocimiento en esa interacción.

No obstante todas las ventajes del aprovechamiento legal y racional de los metales, acorde con las actuales normas ambientales, aún hay un sector de la población a la cual hay que proporcionar mayor información sobre los beneficios y oportunidades que éstos representan, en especial el cobre y el litio en el presente siglo.

Si queremos dar el gran salto hacia el desarrollo, hay que poner en valor todos nuestros yacimientos, generar riqueza, destinarla al fortalecimiento de las sinergias entre agricultura y minería, entre ésta y la consolidación del proceso de industrialización.

Se requiere comunicar con la intención de persuadir, hay que persistir porque detrás de esto está un bien mayor, proporcionar calidad de vida a los peruanos que todavía no la disfrutan.

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