La minería ilegal sigue expandiéndose en el país y ahora tiene un nuevo epicentro: el río Pachitea, en la región Huánuco. En las últimas horas, la Policía Nacional reportó la presencia de decenas de dragas operando en este afluente, lo que genera una grave contaminación del agua y amenaza directamente la salud de las comunidades cercanas.
Las imágenes difundidas muestran cómo gran parte del cauce ha sido tomado por grupos dedicados a la extracción ilícita de oro, provenientes en su mayoría de Puerto Maldonado y Cajamarca. El Pachitea, que conecta con el río Yapisquis, se encuentra ahora bajo fuerte presión de esta actividad, con impactos que alcanzan tanto al medio ambiente como al tejido social de la zona.
¿Cómo actuarán las autoridades frente a la minería ilegal en Huánuco?
Según fuentes oficiales, la información ya fue entregada a la Marina de Guerra del Perú, que prepara un despliegue hacia la zona en las próximas horas. Sin embargo, la operación enfrenta dificultades: el área es de difícil acceso y, en muchos casos, los mineros ilegales trabajan de noche para evitar ser detectados.
Además, algunas comunidades locales respaldan a los mineros porque generan movimiento comercial, lo que complica los operativos de interdicción. A ello se suma que los grupos ilegales reciben alertas anticipadas sobre la llegada de las fuerzas del orden, reduciendo la efectividad de los operativos.
Contaminación y ausencia del Estado
El impacto ambiental es devastador. La presencia de dragas altera el ecosistema acuático y libera contaminantes al agua, un recurso vital para la población de Huánuco. En días previos, se reportó la quema de instalaciones ilegales, evidencia de que el conflicto por el control de la zona se intensifica.
El avance de la minería ilegal en Pachitea refleja, además, la ausencia del Estado en territorios estratégicos de la Amazonía peruana. Mientras tanto, las mafias vinculadas a esta actividad consolidan su dominio y desafían a las autoridades con cada nuevo operativo.