Cientos de migrantes —en su mayoría mujeres y niños— permanecen varados en la línea La Concordia tras el anuncio de posibles expulsiones en Chile. El flujo se desbordó durante la madrugada, generando un bloqueo temporal del paso fronterizo y obligando a Perú a reforzar la seguridad en Santa Rosa.
La frontera entre Perú y Chile vivió una nueva jornada de tensión luego de que cientos de migrantes, en su mayoría mujeres y niños, permanecieran desde la madrugada en la zona de La Concordia esperando ser atendidos por Migraciones en el complejo fronterizo de Santa Rosa. El incremento del flujo migratorio se produjo tras el anuncio del candidato presidencial chileno José Antonio Kast, quien advirtió que, de ganar las elecciones, impulsaría la expulsión de extranjeros en situación irregular. Su visita reciente al límite fronterizo generó un efecto inmediato entre las comunidades migrantes que intentan abandonar Chile rumbo a sus países de origen a través de Tacna.
La escena se tornó crítica a primeras horas del día. Familias enteras permanecían sentadas sobre el asfalto, cargando maletas y bolsas improvisadas, mientras esperaban la apertura de la oficina de Migraciones, que inicia su atención recién a las ocho de la mañana. Varias personas denunciaron la ausencia de servicios básicos, así como la falta de alimentos y de zonas para resguardarse del frío nocturno. Algunas mujeres embarazadas y madres con niños pequeños relataron que estuvieron toda la noche a la intemperie sin posibilidad de acceder a baños. Pese a las dificultades, muchas de ellas señalaron que su objetivo no es permanecer en Perú, sino atravesar la frontera para continuar su viaje de retorno.
La presión en el punto fronterizo derivó en un episodio de mayor tensión cuando un grupo de migrantes irregulares bloqueó temporalmente el paso entre ambos países. Con equipaje, colchones y piedras, los manifestantes cerraron el tránsito durante aproximadamente una hora, lo que dejó más de un centenar de vehículos varados del lado chileno y decenas en territorio peruano. La situación obligó a la intervención de Carabineros, que gestionó una tregua para permitir el avance de la fila de automóviles. Sin embargo, los extranjeros advirtieron que retomarán el bloqueo de forma intermitente si no reciben una respuesta clara sobre su situación.
Ante el riesgo de un desborde migratorio, las autoridades peruanas reforzaron la seguridad en los hitos fronterizos del sector de La Concordia. La Policía Nacional duplicó la presencia de efectivos y de unidades vehiculares a lo largo del corredor, mientras el general PNP Valverde informó que se intensificaron los patrullajes desde el hito tres hasta el siete. En paralelo, el presidente de la República, José Jerí, anunció que su Gobierno declarará estado de emergencia en la zona limítrofe para facilitar el apoyo de las Fuerzas Armadas en el control documental y en la vigilancia de más de cien kilómetros de frontera.
La crisis migratoria en la frontera Perú–Chile continúa evolucionando mientras cientos de personas buscan salir de Chile y regularizar su situación antes de regresar a sus países de origen. Tacna enfrenta así una de las mayores presiones migratorias del año, con un flujo creciente, episodios de bloqueo y medidas extraordinarias que intentan evitar un colapso del control fronterizo en Santa Rosa.