El lanzamiento del nuevo Reporte de Sostenibilidad de TASA —una de las principales empresas pesqueras del país— se convirtió en un espacio de conversación estratégica sobre el presente y el futuro de la pesca industrial en el Perú. Con la participación de Gonzalo de Romaña (CEO de TASA), Micaela Rizo Patrón (CEO de Perú Sostenible) y Jessica Luna, quien se estrenó públicamente como presidenta de la Sociedad Nacional de Pesquería (SNP), el panel moderado por David Reyes, director ejecutivo de Nura, fue mucho más que un acto institucional: fue una reafirmación de que la sostenibilidad ya no es opcional ni cosmética, sino esencial para la competitividad.
“Estamos dejando atrás la idea errónea de que la sostenibilidad es filantropía. Es parte del core del negocio”, abrió Reyes.
La pesca como industria regenerativa y estratégica
Desde su primera intervención, Gonzalo de Romaña dejó en claro el mensaje central del reporte: “Nosotros no concebimos una empresa pesquera como TASA donde la sostenibilidad no sea parte de nuestra esencia”. El CEO no se limitó a repetir lugares comunes sobre responsabilidad ambiental: fundamentó su posición con datos duros y argumentos estructurales sobre el valor de la anchoveta como recurso nacional y global.
“Vivimos de un recurso natural, la anchoveta, que ha estado en nuestras costas miles de años. Tenemos el deber de asegurarnos de que siga ahí. Y somos los más interesados en que eso ocurra”.
De Romaña vinculó este compromiso con una dimensión más amplia: la seguridad alimentaria. “La harina de pescado es un multiplicador de proteínas. Si le pregunto a cualquiera cuál es la proteína animal más consumida, dirá ‘pollo’. Pero no: es el pescado. Y la FAO ya ha dicho que la respuesta al hambre en el mundo está en el océano”.
Con un estilo didáctico, explicó que producir un kilo de carne vacuna requiere hasta cuatro veces más alimento que producir un kilo de pescado mediante acuicultura. Para pollo, la relación es de 2 a 1; para cerdo, 3 a 1. En cambio, para tilapia o salmón, basta con 1.2 kilos de insumo. “Eso significa menos tierra, menos agua, menor huella de carbono. Y todo empieza con la harina de pescado. Sin ella, no existiría la acuicultura moderna”, sentenció.
Jessica Luna: una agenda gremial con voz propia
El panel sirvió además como primer acto oficial de Jessica Luna como presidenta de la SNP, cargo que asumió hace apenas unas semanas. Economista de formación, su intervención tuvo peso técnico y simbólico. No solo defendió el compromiso del sector, sino que articuló una hoja de ruta clara para enfrentar los desafíos.
“Asumí este reto porque creo en el sector. Aquí hay empresas líderes que están comprometidas con la biodiversidad, con sus comunidades, con la generación de empleo formal y con el desarrollo económico del país”.
Luna subrayó tres condiciones clave para avanzar hacia una transformación sostenible:
- Sostenibilidad del recurso: “Los datos son contundentes. Según el último crucero de Imarpe, la biomasa es 30% superior al promedio de los últimos 30 años. El recurso está saludable. Y esto no es casualidad: es el resultado de un esfuerzo conjunto entre empresas, autoridades, científicos y comunidades”.
- Trabajo articulado y ciencia: “La sostenibilidad no es posible sin alianzas. Desde la SNP tenemos convenios con Imarpe para fortalecer la evaluación científica. No se trata de opinar: se trata de tener la mejor data y tomar decisiones objetivas”.
- Comunicación y reputación: “Hay campañas de desinformación que dañan al sector. Nuestro desafío es empoderar a los verdaderos voceros: los trabajadores, los Salva Mares, las mujeres de comedores populares. Deben ser ellos quienes cuenten lo que hacemos. Y lo que hacemos, lo hacemos bien”. “Salva Mares” es un modelo de capacitación en preservación de la biodiversidad marina desarrollado por TASA. Este modelo se enfoca en la sostenibilidad y la protección de los ecosistemas marinos, capacitando a tripulantes, pescadores y armadores en temas como ecología, biología marina y técnicas de liberación de especies.
Además, Luna destacó la necesidad de compartir buenas prácticas con otros segmentos, como la pesca artesanal y la industria de embarcaciones de madera: “No se trata de que solo nosotros tengamos estándares. Tenemos que lograr que toda la cadena pesquera se alinee con las mejores prácticas. Ahí está el verdadero impacto”.
De la innovación técnica a la estrategia competitiva
Gonzalo de Romaña reforzó la idea de que la sostenibilidad no está reñida con la eficiencia empresarial, sino que la potencia. Expuso tres ejemplos de innovación aplicada:
- Economía circular: “Antes usábamos 4.5 kilos de anchoveta por kilo de harina. Hoy estamos en 4, gracias a mejoras en los procesos y al manejo del agua de descarga. Aprovechamos el 100% del pescado”.
- Data analítica y machine learning: “Creamos un sistema para optimizar rutas de pesca y reducir consumo de combustible. Pasamos de leer el 2% de la data de nuestros barcos a leer el 100%, lo que nos permite planificar dónde pescar con menor huella y más rendimiento”.
- Tecnología predictiva: “Ahora usamos drones marinos para detectar zonas de pesca. Gastamos $100 en un dron en lugar de $3,000 moviendo un barco entero. Eso es eficiencia ambiental y económica”.
Más allá del negocio: impacto social y visión de país
Micaela Rizo Patrón sumó una mirada sistémica a la conversación. “Sostenibilidad no es solo balance económico, social y ambiental. Es interconexión. Para que un negocio sea sostenible, el sistema completo debe funcionar”, dijo.
Tomó el ejemplo de Moquegua —donde la minería ha elevado indicadores de salud y educación por encima de Lima— como una muestra de que es posible alinear desarrollo económico con fortalecimiento institucional. “En un país con tanta informalidad, donde el Estado muchas veces no llega, el sector privado tiene la oportunidad de sumar, de formar capacidades y de mejorar la gestión local”.
“Este no es un tema de filantropía. Es de competitividad. Es de reducir riesgos. Y es de garantizar que el Perú pueda aprovechar ventajas naturales como su mar”.
Rizo Patrón cerró con tres conceptos clave: interconexión, resiliencia y nutrición. “La anchoveta es clave para combatir la anemia, para el desarrollo cognitivo de nuestros niños, para tener una población más productiva. Ahí hay una oportunidad enorme que empieza con cuidar el recurso”.