Historia de tres mujeres de nacionalidad venezolana que han encontrado una oportunidad en el Perú

por Edgar Mandujano

Desde que era niña, Yasmin siempre tuvo pasión por el deporte. Empezó jugando Vóley y luego descubrió el atletismo, disciplina que la llevó a convertirse en campeona nacional de Venezuela en los 100, 200 y 400 metros planos. Correr, entrenar y participar en campeonatos era parte de su rutina diaria hasta que lamentablemente una lesión en la rodilla la obligó a hacer un alto en su carrera.  En su natal Caracas se graduó como Trabajadora social, profesión que desempeñó por 20 años en el Ministerio de salud y al mismo tiempo sacó adelante un emprendimiento como organizadora de eventos.

De esta manera consiguió una estabilidad económica para ella y su familia hasta que la crisis en Venezuela la dejó sin trabajo. Y su negocio también quedó paralizado ya que la realización de fiestas y reuniones disminuyeron en gran medida. Es así, que Yasmín, quien solo había salido de su país por temas relacionados al deporte, tuvo que emprender el viaje más importante de su vida hacia el Perú.

Después de una travesía interminable de siete días vía terrestre llegó a nuestro país en el 2018. Aquí trabajó como azafata en un restaurante y vendedora en una tienda de zapatas  hasta que en el 2019 llegó a World Vision Perú. Gracias a las becas integrales brindadas por el Proyecto Abriendo Caminos, Yasmin llevó el curso de Habilidades Blandas y Orientación del Mercado Laboral Peruano. “Cuando llegué a Lima tenía mucha incertidumbre por mi futuro y el dinero que ganaba no me alcanzaba porque no sabía cómo distribuirlo. En las clases aprendí sobre educación financiera, derechos y deberes, y a cómo buscar trabajo. Al mismo tiempo estudié Fisioterapia y actualmente doy rehabilitación a niños y adultos. Mi más grande sueño es tener un espacio para dar terapia física”, cuenta Yasmin, quien a sus 55 años, continúa ejercitándose. Sus días favoritos son los domingos pues sale a correr por la playa, donde se siente libre.

Yasmin: “Mi más grande sueño es tener un espacio para dar terapia física”

CONTRA VIENTO Y MAREA

La falta de empleo y la escasez fueron los motivos que llevaron a Raquel a dejar Venezuela. Llevaba apenas dos años ejerciendo su profesión como abogada penalista cuando la crisis puso en jaque al país. Vivía con sus padres y hermanos en la ciudad de Valencia hasta que tuvo que dejar el seno familiar para emigrar. Dejando de lado los sentimientos,  en el 2018 inició el trayecto a Perú. Desafortunadamente, el bus en el que viajaba se cayó por un abismo en la carretera. El accidente le produjo una lesión en la rodilla que la paralizó por varios días. Sin embargo, una vez que se sintió más fuerte decidió continuar con la ruta.

Al igual que Yasmin, Raquel trabajó como azafata y comerciante. Pasó momentos desafortunados con algunos de sus empleadores, pero no se dejó amilanar ni vencer. Hoy con 36 años es madre de dos hijos peruanos a quienes saca adelante con su emprendimiento de catering. Siempre supo que uno de sus talentos era la cocina, por lo que decidió dejar en stand by las leyes y empezar de cero en este rubro.  Aunque en un inicio el negocio no marchó como ella esperaba, capacitarse la ayudó a mejorar. En el curso de Marketing y Finanzas, que estudió gracias a una beca integral que le brindó World Vision Perú, aprendió sobre costos, precios, ventas, entre otros conocimientos.

“Mi emprendimiento ha crecido notablemente. Ahora no solo hago postres y bocaditos salados, sino que también organizo eventos, hago decoraciones y tengo una maquinaria. Mi negocio, por ahora, funciona en mi casa pero espero pronto tener un local. Mis clientes me contactan por redes sociales y yo he aprendido a manejarlas. Por esa vía envío publicidad de las promociones que ofrezco. Todos estos recursos los aprendí en clases y me es muy útil. Yo estoy muy agradecida con World Vision”, comenta Raquel con gran entusiasmo mientras entrega un vaso de refrescante tizana a uno de sus clientes, en la Feria de Emprendedores en el distrito de Carabayllo.

Aunque confiesa que sueña con regresar a Venezuela a vivir, ya ha tomado la decisión de quedarse aquí pues quiere que sus dos hijos amen y se sientan orgullosos de su país.

Eliana nació en el estado venezolano de Portuguesa hace 33 años y desde muy niña supo que el arte lo tenía en sus manos.

SUEÑOS INTACTOS

En la misma Feria de Emprendedores, Eliana acomoda en su stand cada uno de los accesorios para el cabello que ella misma confecciona. Los ordena sobre una mesa por colores y tamaños. Lo hace con mucho cuidado, paciencia y dedicación. Aunque está concentrada en su labor tiene la mirada bien puesta en sus dos hijos. Una bebé de meses y un niño que no pasa los tres años, quienes en esa oportunidad la acompañaron a trabajar.

Eliana nació en el estado venezolano de Portuguesa hace 33 años y desde muy niña supo que el arte lo tenía en sus manos. Cosía y bordaba ropa y todo tipo de accesorios. Desde temprana edad entendió lo que era ganar su propio dinero y soñaba con tener su propia marca. Fue madre joven y su maternidad coincidió con la convulsión del país, por lo que no dudó en emigrar a Perú con su hija en brazos en busca de mejores oportunidades para ambas.

Han pasado cuatro años desde que se instaló en La Capital. Los primeros meses se dedicó a la venta de chocolates, café y desayunos en la vía pública. La situación fue difícil al inicio, pero el panorama fue cambiando poco a poco. Con el dinero reunido compró un carrito en el cual vendía comida rápida venezolana y la acogida por parte de los clientes fue un éxito. Sin embargo, Eliana al igual que Raquel, no sabía cómo administrar sus ganancias. Un día revisando las redes sociales se enteró sobre los talleres que brinda World Vision Perú. Se inscribió y fue una de las participantes elegidas a llevar el curso de Marketing y Finanzas.

“Gracias a los conocimientos que adquirí ahora sé cómo organizar mis finanzas y además descubrí que hay un mundo digital por donde puedo vender mis productos. Actualmente, tengo cuatro hijos y a veces no tengo el tiempo para ir a ferias a pesar de que mi esposo también los cuida. Es por eso que me es más productivo vender por redes sociales. World Vision me dio las herramientas técnicas pero también las emocionales para seguir adelante y cumplir mis sueños”, enfatiza Eliana, quien anhela tener su propio taller de confección, pero sobre todo desea convertirse en una mejor mujer y madre.

Precisamente, para fomentar la igualdad de oportunidades y fortalecer las competencias de las mujeres, World Vision Perú viene ejecutando el Proyecto Abriendo Caminos, que ha logrado, por segundo año consecutivo, capacitar a mujeres peruanas y venezolanas para que desarrollen su potencial y lideren sus propios emprendimientos, facilitando así su reintegración al mercado laboral y promoviendo su integración económica.

Raquel , vivía con sus padres y hermanos en la ciudad de Valencia hasta que tuvo que dejar el seno familiar para emigrar.

Este proyecto, llevado a cabo en Lima y Cusco en colaboración con la ONG Cedro y financiado por el Departamento de Estado del Gobierno de Estados Unidos, ha demostrado ser una herramienta efectiva para empoderar a las mujeres, brindándoles las habilidades y el apoyo necesarios para alcanzar el éxito. Desde Octubre de 2023 a la actualidad, el 90 % de los negocios creados en el marco del proyecto son liderados por mujeres, principalmente en los sectores de alimentación y belleza. Asimismo, se entregaron 346 capitales semillas a nuestras participantes para que inicien sus propios negocios, que complementado con los cursos de Marketing y Finanzas, Habilidades Blandas y Orientación al Mercado Laboral, han sabido sacar adelante.

Yasmin, Raquel y Eliana son algunos de estos casos de éxito. Tres historias diferentes de mujeres compatriotas que no solo comparten en común el haber viajado miles de kilómetros hacia Perú, sino las ganas de superación. Tres ejemplos de resiliencia e inspiración que vale la pena compartir en el Día Internacional de la Mujer.

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