A pesar de la medida que amplía el listado de fármacos a ofrecerse en los establecimientos de salud, la adquisición de medicamentos continúa siendo uno de los gastos más fuertes para las familias, llegando a representar al menos un tercio de los gastos totales en salud de los hogares.
Según el estudio Gasto de bolsillo y equidad financiera en el acceso a medicamentos en América Latina: Tendencias y desafíos: 2010-2020 desarrollado por Rafael Cortez, investigador del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP), André Medici y Rucheta Singh, el 40% de los gastos de los hogares peruanos dedicados a la salud se asignaron a la compra de medicamentos, esto representaría un gasto promedio de S/ 1.500 al año en productos farmacéuticos.
Los investigadores remarcan que el déficit en el acceso a medicamentos y la posibilidad de gastos bolsillo, denominados así por ser un pago directo no reembolsable y sin hacer uso de un seguro de salud, están más presentes entre los hogares de ingresos más bajos. Es más, estas mismas familias gastan un porcentaje más elevado de sus ingresos en la compra. Por tanto, el gasto en medicamentos de alto costo es un escenario aún más catastrófico para las familias.
Actualmente, los medicamentos representan una alta proporción del gasto total en salud, en un contexto protagonizado por medicamentos con altos precios, poca cobertura para su acceso y varios intentos por regular mejor los mercados farmacéuticos.
“Este desembolso se debe, en principio, a que los sistemas de salud públicos de la región no cubren por completo los gastos de los medicamentos recetados para tratar cada enfermedad, ya sea de menor o mayor grado. Esto genera que se recurra a farmacias o establecimientos de salud para adquirirlos, pero eso tampoco te asegura que el gasto sea menor”, explica Rafael Cortez.
Barreras de acceso
En el estudio se resaltan tres motivos que son una barrera al acceso de medicamentos: la falta de disponibilidad de farmacias o establecimientos de salud cercanos, la escasez de medicamentos en instalaciones gubernamentales o farmacias privadas, y la falta de dinero o voluntad de pago.
En este aspecto, el Seguro de Salud juega un papel fundamental en la protección financiera de la población contra el gasto directo en medicamentos: las personas no aseguradas gastan en promedio el doble que las personas con seguro. La población urbana hace gastos de bolsillo un 30% mayor que la población rural.
No obstante, los asegurados de los Seguros Sociales de Salud Obligatorios en Perú (EsSalud y otros seguros privados) realizaron el mayor gasto en salud. Para ellos, el gasto total en salud representó 37,2 % de sus gastos en 2019, seguidos por los asegurados del Seguro Integral de Salud (SIS) con 25,7%.
En esa línea, un punto importante que remarca Cortez es que el 24,2% de la población peruana no está afiliada a ningún seguro de salud, y que cerca la mitad de la población no acude a ningún establecimiento cuando padece síntomas o males de enfermedad.
Lugar donde la población acude a ser tratada (basado en datos de la ENAHO 2019).
Fuente: Cortez Rafael et al. Out of Pocket Spending and Financial Equity in the Access to Medicines in Latin America: Trends and Challenges: 2010-2020. Rethinking Pharmaceutical Polities in Latin America and the Caribbean. Fall 2023. The Journal of Law. Medicine and Ethics. 51 S1 2023: 7-38
Panorama regional
En el citado estudio se reveló que la proporción del gasto directo en salud en la región es del 34%, siendo Venezuela (63%), Guatemala (54%) y Granada (52%) los países más expuestos en esta problemática. Si bien Perú está mejor posicionado en este ranking (se mantiene en 15% a la fecha), casi la tercera parte (30%) son pagos directos no reembolsables realizados por las personas que hacen uso de servicios de salud.
En contraste, sistemas de salud como el de Costa Rica ―también analizado en el estudio― no sólo enfatizan en concentrar esfuerzos para mejorar sus redes prestacionales, sino que también ha prestado atención al gasto promedio de los costarricenses, logrando que su sistema otorgue equitativamente los medicamentos necesarios para cada caso, sin distinguir la clase socioeconómica.
“Debemos mejorar la gestión y la asignación del dinero en el sector salud. Asignar más recursos es necesario, pero no suficiente para asegurar mayor disponibilidad de medicamentos y servicios de salud efectivos y con calidad. La gestión es la variable clave. Por ejemplo, no es que países como Costa Rica tengan mucho más poder adquisitivo que nosotros, sino que son mucho más eficientes en focalizar el gasto”, sugiere el investigador CIUP. Además, enfatizó la necesidad de generar nuevas políticas de salud con innovaciones en la gestión de recursos en la región para responder eficazmente a los crecientes desafíos del envejecimiento y las enfermedades no transmisibles que causan una mayor necesidad de medicamentos y más accesibles.
Asimismo, los autores recomiendan centrar los esfuerzos no solo en la mejora de la adquisición y la logística de los medicamentos, sino también en establecer acuerdos para mejorar el acceso y reducir los gastos de los medicamentos de las poblaciones más vulnerables y pobres. Por otro lado, resaltan la necesidad de una mayor regulación y administración para garantizar un suministro rápido y asequible de medicamentos a los más vulnerables y necesitados.