Sí, el Perú es un mendigo sentado en un banco genético.
Se conoce que los principios bioactivos en la naturaleza representan un gran porcentaje de los insumos que utiliza la multimillonaria industria farmacéutica mundial para la fabricación de nuevas pastillas antivirales, antibióticos o antidepresivos, un mercado en permanente ebullición: las bacterias cada vez más resistentes, nuevos tipos de virus, drogas con efectos secundarios, etc.
“En el mundo, la aspirina es el fármaco más conocido que es producido a partir de un compuesto químico aislado –el ácido salicílico– de la corteza del árbol de sauce”, explica el ingeniero químico Gabriel Vargas Arana, 45, jefe del Laboratorio de Química de Productos Naturales del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP). “La quinina, que libró al medioevo de la malaria en el siglo XVII, obtenido del árbol de la quina (Cinchona officinalis), es el compuesto químico peruano de bandera”, anota.
Vargas lidera una compacta unidad de científicos en Iquitos dedicados a identificar los principios activos –con diversos efectos farmacológicos– de múltiples frutos, semillas, aceites y cortezas amazónicas con resultados muy prometedores.
ALZHEIMER Y CÁNCER
Por ejemplo, el ungurahui, fruto de un tipo de palmera (Oenocarpus bataua), es un poderoso antioxidante natural y un excelente agente para la prevención de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer; tiene efecto inhibitorio sobre la enzima acetilcolinesterasa –al menos a nivel in vitro– cuyo desequilibrio puede ocasionar demencia senil.
En 2022, el IIAP publicó en Antioxidants, revista científica indexada, el resultado de la investigación sobre las propiedades nutricionales y actividades biológicas de los frutos de ungurahui colectados en nueve bosques silvestres ubicados en los departamentos de Madre de Dios, Ucayali, Amazonas, San Martín y Loreto. Identificaron 24 compuestos bioactivos.
En la investigación participaron seis científicos, Vargas, Claudia Merino, Ángel Rodríguez del IIAP y de la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana (UNAP); Cristina Quispe de la Facultad Ciencias de la Salud de la Universidad Arturo Prat, Iquique, Chile; Ezequiel Viveros, de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León, México; Mario Simirgiotis del Instituto de Farmacia de la Universidad Austral de Chile, Valdivia, Chile.
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“Asimismo, en este estudio se investigó la efectividad de este fruto frente a tres líneas celulares de cáncer: colon, cérvix y mama, presentando una moderada a buena actividad frente al cáncer de mama estrógeno dependiente”, detalla Vargas.
COLESTEROL Y TRIGLECIDIOS
Otra fruta con propiedades medicinales interesantes es la cocona (Solanum sessiliflorum), que se consume en Iquitos como jugo, tanto como la Coca Cola, y en salsas.
En un estudio que publicó Vargas en el 2011, también en la revista Antioxidants, reportó el buen efecto de la fruta para combatir la hiperlipidemia –trastorno genético que aumenta las grasas en la sangre y puede causar ataques cardíacos precoces.
El estudio probó la efectividad del fruto para disminuir los niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre –a nivel de ensayos en roedores– e identificó las variedades con mejores efectos medicinales. En la Amazonía existen más de 60 variedades de cocona. Ahora falta probar las propiedades medicinales de la cocona a nivel de ensayos clínicos. Todavía hay mucha fruta por cortar.
FRUTOS CONTRA LA DIABETES
El potencial antidiabético de plantas medicinales de la Amazonía peruana es otra línea de investigación sostenida en el IIAP. El Boletín Latinoamericano y del Caribe de Plantas Medicinales y Aromáticas (Blacpma) publicó recientemente un artículo del IIAP que revisa 20 años de literatura al respecto.
“Se reportan 77 plantas medicinales utilizadas para el tratamiento de la diabetes por pobladores amazónicos, de las cuales el 46.75% reportan actividad hipoglucemiante, es decir disminuyen los niveles de glucosa en sangre, evidenciando que el conocimiento tradicional es una importante fuente para la búsqueda de fármacos”, describe el informe.
La diabetes mellitus es la principal causa de muerte en los países desarrollados. De hecho, el ungurahui es también la pepa contra la diabetes. “Los indígenas Asháninkas utilizan la raíz en forma de infusión para controlar esta enfermedad”, comenta Vargas.
Pero también los frutos del género Physalis tienen propiedades farmacológicas para curar la diabetes. “Existen varias especies de este género en la jungla peruana, ¿Cuál será una especie más efectiva?”, explica la complejidad de su tarea el jefe del laboratorio de química del IIAP. En este caso, los resultados preliminares de laboratorio fueron sorprendentes.
La bolsa mullaca (Physalis angulata) tuvo los mejores efectos antidiabético. “A nivel in vitro el extracto acuoso del fruto inhibe la enzima alfa-glucosidasa, con valores similares a los reportados para la acarbosa, fármaco que se utiliza para tratar la diabetes mellitus tipo 2. Y nadie le da importancia, crece en los basureros”, ríe el ingeniero químico.
Vargas nació en Loreto y estudio su pregrado en la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana (UNAP), el posgrado en el Instituto Universitario de Bio-Orgánica Antonio González de la Universidad de Laguna, en Tenerife, España, y el posdoctorado en el Instituto de Química de Recursos Naturales de la Universidad de Talca, Chile. Su tesis doctoral trató sobre la síntesis de indolizidinas, un tipo de estructura de alcaloides que han sido identificados y aislados en pequeñitas ranas del género Dendrobates –conocidas como ranas dardos– cuyas toxinas tienen propiedades anticancerígenas. “Para sacar un gramo de estos compuestos se tendría que sacrificar más de mil ranas”, explica el ingeniero.
En 2017, fue contratado por el IIAP como jefe de Laboratorio de Química de Productos Naturales con sede en Iquitos. “El presupuesto para investigación es tan exiguo como exuberante es la Amazonía”, afirma. Una de las principales fuentes de financiamiento es el Concytec, a la que el IIAP postula con sus líneas de investigación.
El laboratorio cuenta con un cromatógrafo de gases-GC, un espectrofotómetro de ultravioleta-visible y un cromatógrafo líquido de alta resolución-HPLC. Los equipos datan desde el 2008. “Les estamos sacando literalmente el jugo”, zanja Vargas.
Sobre la mesa hay muestras de achiote, ayahuasca y cacao. ¡Cacao! Importante. “El producto de la felicidad es el chocolate, eleva los niveles cerebrales de serotonina y te hace feliz”, ríe Vargas.