
Por: Angie Higuchi, profesora de Administración de la Universidad del Pacífico e investigadora CIUP.
Mientras el peruano solo consume 600 gramos al año, el europeo consume 10 kg al año (Mejía, J.A., 2024), y según National Geographic (2015), el estadounidense promedio come alrededor de cinco kilogramos y medio de chocolate al año. Solo en San Valentín, los americanos consumen alrededor de 26,3 millones de kilogramos de este sabroso manjar.
Sin embargo, Los precios del cacao volvieron a subir este año, alcanzando un récord de casi 13.000 dólares por tonelada (más de un 200% a lo largo de 2024), tras la victoria electoral del presidente electo Donald Trump en noviembre (Sansarlıoğlu, B., 2024). Soriano, presidente de la Organización Internacional del cacao (ICCO), ha mencionado que los precios del cacao se han cuadriplicado, tras una estimación de una reducción del 11% en la producción mundial de cacao.
A pesar de que tanto Ghana juntamente con Costa de Marfil son productores del 56% de cacao mundial- Perú aporta sólo un 2% de la oferta- se espera una reducción tanto del 27% de la producción de cacao en Ghana como del 20% en Costa de Marfil debido a los altos costos en insumos, combate de enfermedades que afectan al cultivo, y al cambio climático que se traduce en sequías prolongadas y fuertes lluvias. La temporada 2024-25 verá un déficit en las existencias mundiales de cacao pues se están posponiendo las entregas de grano hasta la próxima temporada debido a las malas cosechas.
A pesar de que el alza del precio podría entusiasmar a los cacaoteros, los insumos para la siembra y mantenimiento de los árboles en medio de una crisis de fertilizantes y cambio climático han encarecido. Con lo cual el agricultor tendrá que invertir el doble para acceder a una misma tonelada de hace un año o dos. Así mismo a nivel agronómico, los cacaotales nuevos pueden tardar alrededor de 3 a 5 años en producir granos. Esto sumado a las regulaciones sobre no consumo de cacao de áreas deforestadas promulgadas recientemente en la Unión Europea (Bloomberg Línea, 2024) pueden poner en jaque a los cacaoteros. Se aprobó el aplazamiento por un año, para impedir la importación de productos causantes de la deforestación y degradación forestal como, por ejemplo, la soya, carne vacuna, aceite de palma, madera, cacao y café.
Si bien los avances tecnológicos tientan a los productores a mejorar los rendimientos a través del uso de transgénicos, ¿cuál es la preferencia del consumidor al chocolate, consumiría un chocolate de cacao transgénico? Cada vez, el consumidor se ha vuelto más exigente respecto al sabor, el porcentaje de cacao que contiene el chocolate, así como el origen del producto. En el Perú, cultivamos el cacao de variedad CCN-51, que efectivamente puede resistir enfermedades y producir muchas semillas. El único problema es que los críticos dicen que el CCN-51 sabe a “tierra ácida”, vinagre o virutas de madera (National Geographic, 2015) comparado con la variedad “fino de aroma” (solo Ecuador, Colombia, Perú y Venezuela produce el 70% alrededor del mundo).
De hecho, los mejores chocolates del mundo están elaborados con cacao latinoamericano en detrimento de los granos africanos (cacao corriente que va a parar en mayor medida a productos industriales). Por eso, no es de extrañar que entre los más exquisitos y refinados, el más caro esté hecho con materias primas por ejemplo, de Ecuador. El chocolate ecuatoriano To’ak, desde el 2014 tiene un valor de 250 dólares por 50 gramos de chocolate que luego ascendería hasta 490 dólares (454 euros) para ediciones especiales intervenidas por artistas (La Vanguardia, 2024).
Los productores ecuatorianos no buscan a ningún cliente internacional. Al cacao ecuatoriano lo buscan. Los chocolateros más renombrados del mundo viajan personalmente a sus chacras. WWF, por ejemplo, ha estado trabajando con pueblos indígenas y comunidades locales durante más de diez años promoviendo la producción de cacao libre de deforestación y medios de vida sostenibles. Según WWF (2022), el cacao en la Amazonía Ecuatoriana se cultiva en el sistema ancestral Chakra, garantizando una producción agroforestal diversificada. Mediante el uso de este sistema, los productores intercalan el cacao con una multitud de otros árboles y plantas que interactúan entre sí. La Chakra permite garantizar la seguridad alimentaria de las comunidades, al mismo tiempo que aumenta la resiliencia al cambio climático y crea una barrera natural contra amenazas, reduciendo el uso de agroquímicos.
Los investigadores argumentan que crear el chocolate perfecto no será fácil. El chocolate es un alimento muy complejo que contiene 600 elementos diferentes que conforman su sabor general (National Geographic, 2015). Desarrollar una planta de cacao transgénica que sea a la vez saludable, que no deforeste y no sea monocultivo, agronómicamente sea viable y, además, sea sabrosa, será muy difícil. Pregúntenles a los productores ecuatorianos si lo que demandan los grandes chocolateros de países extranjeros es un cacao transgénico. Todo parece que apunta a la sostenibilidad y a la alta calidad.