En Quispicanchi, Cusco, la educación básica para adultos enfrenta un obstáculo crucial: solo hay un Centro de Educación Básica Alternativa (CEBA) para atender a más de 11 mil jóvenes y adultos analfabetos. Este panorama se refleja en varias provincias del país.
A pesar de que las zonas rurales presentan las tasas más altas de analfabetismo, solo 21 de 2500 programas de educación básica alternativa se ubican en estas áreas, según el Censo Escolar de 2019.
Con el inicio del nuevo año escolar, el enfoque suele estar en los estudiantes que regresan a las aulas, pero se descuida a los miles de jóvenes y adultos con dificultades para acceder a programas educativos.
En Quispicanchi, según el último censo de población, más de 11 mil personas son analfabetas, y solo hay un CEBA en el distrito de Urcos. Ruth Anastacio, gerente de operaciones de la Fundación Dispurse, señala que esta carencia perpetúa la exclusión de muchas personas, especialmente mujeres, del acceso a oportunidades de aprendizaje básico.
Anastacio destaca la necesidad de desarrollar estrategias más flexibles que se adapten a las posibilidades y necesidades de la población adulta, especialmente en áreas rurales, donde el analfabetismo es más alto.
La Fundación Dispurse trabaja en programas gratuitos en varias regiones, incluyendo Apurímac, Cajamarca y Cusco. En Cusco, el distrito de Andahuaylillas se ha unido a la Red Mundial de Ciudades de Aprendizaje de la UNESCO, gracias al trabajo en alfabetización y educación comunitaria con el apoyo de Dispurse.
Además, a través de la aplicación FOCUS, los adultos pueden estudiar según su disponibilidad y en cualquier lugar, incluso en zonas de difícil acceso. Este programa no solo combate el analfabetismo, sino que también capacita a los adultos para tomar decisiones informadas.
