Crisis en el transporte: Transportistas bloquean la Panamericana Sur y Norte por ola de extorsiones

Choferes de cinco empresas paralizan más de 100 buses y exigen garantías para sus vidas ante el avance del crimen organizado. Miles de pasajeros afectados.

por Edgar Mandujano

La mañana del viernes 26 de septiembre se vivió un nuevo episodio de tensión en Lima. Esta vez, no fue el tráfico habitual ni un accidente lo que paralizó la Panamericana Sur y Norte, sino la decisión desesperada de los transportistas. Ante una ola de extorsiones, amenazas y ataques armados, decenas de choferes bloquearon la vía con sus propios buses, afectando el tránsito en dirección de sur a norte.

El punto de quiebre fue el intento de asesinato de un conductor de la empresa Huáscar, ocurrido la madrugada del jueves en San Juan de Lurigancho. El hecho se suma a una cadena de ataques criminales que ha dejado a los choferes aterrados y sin respaldo efectivo del Estado.


¿Qué empresas están en paro y por qué?

Cinco conocidas empresas de transporte urbano decidieron detener completamente sus operaciones:

  1. Santa Catalina – inició la protesta el miércoles
  2. Huáscar – se sumó tras el atentado del jueves
  3. Las Flores – paralizó sus unidades ese mismo día
  4. Línea 41 – bloqueó la Panamericana Norte
  5. Los Chinos – pararon sus operaciones en Lima Sur

Según los transportistas, las extorsiones son diarias, sistemáticas y violentas. Los criminales exigen pagos para “dejar trabajar”, y si no se accede, los atacan a balazos, como ocurrió esta semana. “No sabemos si regresamos vivos a casa”, expresó un chofer en declaraciones a la prensa.


¿Cómo afecta esta protesta a la ciudadanía?

El impacto del paro de transportes es severo. Miles de personas quedaron varadas desde tempranas horas, entre ellos escolares, trabajadores, adultos mayores y ciudadanos sin otra opción de movilidad.

Muchos buses quedaron detenidos a propósito en medio de la Panamericana, mientras que algunos choferes desinflaron las llantas de otras unidades por no sumarse a la paralización. La situación provocó congestión vehicular, caos en paraderos y una ola de quejas de pasajeros frustrados.

La medida también evidenció un problema de fondo: la vulnerabilidad del sistema de transporte público y la falta de acciones concretas por parte de las autoridades frente al crimen organizado.


¿Qué dicen los choferes?

El testimonio de los choferes es desgarrador. Varios colocaron carteles en sus buses con frases como: “En casa nos esperan sonrisas, no lágrimas” y “Queremos trabajar, no morir”. La mayoría coincide en que la situación ha llegado a un punto insostenible.

Uno de ellos relató: “Prefiero llevar menos dinero a casa, pero no quiero que me maten. Ya muchos compañeros han renunciado, y yo estoy pensando hacerlo también. No vale la pena morir por un pasaje”.


¿Quién es “El Monstruo” y por qué su captura no convence?

Durante la semana, la policía anunció la captura de alias “El Monstruo”, presunto cabecilla de una mafia que extorsionaba a empresas de transporte. Sin embargo, lejos de tranquilizar a los choferes, la noticia fue tomada con escepticismo.

“Eso es una cortina de humo. Aunque caigan los cabecillas, la Fiscalía los suelta. Y a nosotros nos siguen matando”, declaró un dirigente del gremio transportista.

Este sentimiento de desprotección e impunidad es parte del caldo de cultivo que motivó el paro indefinido y los bloqueos de vías en varios puntos estratégicos de la capital.


¿Hasta cuándo continuará la paralización?

No hay una fecha clara de término. El paro comenzó el miércoles con una sola empresa y, al cierre de esta nota, ya son más de 100 buses fuera de circulación. Todo indica que la protesta podría extenderse si el Gobierno no ofrece respuestas contundentes y medidas concretas de protección.

Los transportistas exigen:

  • Presencia policial permanente en rutas críticas
  • Investigaciones rápidas y efectivas
  • Procesos judiciales firmes contra las mafias de extorsión
  • Protección real, no solo anuncios mediáticos

El drama silencioso de las familias afectadas

Mientras los buses se mantienen estacionados en plena vía, el drama se traslada a miles de hogares. Padres que no pudieron llevar a sus hijos al colegio, trabajadores que perdieron su jornada laboral, vendedores ambulantes sin ingresos y ciudadanos atrapados en paraderos.

La crisis del transporte en Lima no es nueva, pero esta escalada de violencia y paros masivos deja al descubierto una ciudad rehén del crimen organizado y de un Estado que reacciona tarde.


¿Qué dicen las autoridades?

Hasta el momento, las reacciones del Gobierno han sido tibias. No se ha anunciado un plan de emergencia ni medidas excepcionales ante la paralización. Algunas autoridades locales han hecho llamados al diálogo, pero los transportistas insisten en que ya no confían en promesas.

Analistas consideran que este tipo de conflictos podría agravarse si no se enfrentan con acciones multisectoriales: seguridad, justicia, transporte y prevención. La extorsión al transporte público ya no es un tema marginal: es una amenaza directa a la vida urbana.


Un llamado urgente a la acción

Lo que ocurre en la Panamericana Sur es más que una protesta: es un grito de auxilio de un sector que se siente abandonado. La lucha contra el crimen no puede depender solo de capturas ocasionales ni de comunicados. Se necesita una política integral que proteja a quienes mantienen en movimiento la ciudad.

También te puede interesar

 Av. Guardia Civil 1321, Oficina 1802, Surquillo, Lima – Perú

Copyright ©caretas.pe | Por Revista Caretas

Todos los derechos reservados

¿TIENES UNA DENUNCIA? ESCRÍBENOS

Ilustración Peruana

Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia. Asumiremos que está de acuerdo con esto, pero puede optar por no participar si lo desea. Aceptar Leer más

Política de privacidad y cookies
¿Estás segura de que quieres desbloquear esta publicación?
Unlock left : 0
Are you sure want to cancel subscription?