Un nuevo episodio de violencia golpeó al transporte público de Lima. Un conductor de la conocida Línea 20 fue asesinado a balazos en el distrito de Chorrillos, en un incidente que vuelve a encender las alarmas sobre la creciente ola de extorsiones, ataques armados y crimen organizado que afecta al sector. El hecho ocurrió en plena tarde del 3 de diciembre, en la avenida La Chira, zona de Nueva Celendonia, cuando dos sujetos a bordo de una motocicleta interceptaron la unidad y abrieron fuego contra el chofer, identificado como Andrés Caira Caica, de 43 años.
El crimen se suma a una preocupante estadística: según el Observatorio de Criminalidad del Ministerio Público, 56 conductores han sido asesinados en Lima y Callao en lo que va del 2025, muchos de ellos en circunstancias vinculadas a mafias de extorsión, cobro de cupos y disputas criminales.
Ataque directo: cómo ocurrió el asesinato en plena ruta
De acuerdo con los primeros testimonios, los dos atacantes siguieron por varios metros al bus de la empresa Etcimosa, más conocida como Línea 20. Cuando la unidad redujo la velocidad por el tráfico de la zona, los sicarios se colocaron al lado izquierdo y dispararon varias veces directamente contra el conductor.
Los impactos provocaron que Caira pierda el control del vehículo. Vecinos y pasajeros, alarmados por el ataque, lo trasladaron rápidamente al hospital más cercano. Sin embargo, la gravedad de las heridas hizo imposible su recuperación: los médicos solo pudieron certificar su muerte. ¿Qué motivó este ataque y por qué el transporte público está en la mira de extorsionadores?
Una pasajera resultó herida por las balas y actualmente recibe atención médica. Su testimonio será clave para identificar a los autores del crimen.
Extorsión en crecimiento: Policía confirma amenazas contra la Línea 20
La Policía Nacional del Perú (PNP) informó que la empresa atacada ha sido objeto de amenazas previas por parte de bandas dedicadas al cobro de cupos, una modalidad criminal que se ha extendido a taxis colectivos, empresas de carga y servicios urbanos.
Investigadores del caso señalaron que la modalidad utilizada —dos atacantes en motocicleta, ataque directo a la cabina y huida inmediata— coincide con el patrón de organizaciones dedicadas a las extorsiones. ¿Se trata de un ajuste de cuentas criminal? Esa es una de las principales hipótesis.
El conductor asesinado trabajaba desde hace años en la compañía y era padre de familia, lo que agrava el impacto humano que deja este crimen, sumado al temor que se extiende entre choferes y cobradores de Lima.
Una ciudad bajo amenaza: 56 conductores asesinados en 2025
El Observatorio de la Criminalidad del Ministerio Público advierte que este año se ha registrado un incremento sostenido de ataques mortales contra trabajadores del transporte. Con el crimen en Chorrillos, la cifra asciende a 56 asesinatos, revelando un panorama de riesgo estructural para quienes operan en vías urbanas y corredores del sur de Lima.
Estos homicidios han ocurrido en zonas con alta presencia de extorsionadores, especialmente en San Juan de Lurigancho, Villa María del Triunfo, San Martín de Porres, Callao y ahora Chorrillos. En muchos casos, la negativa de los transportistas a pagar cupos o el incumplimiento de montos exigidos precedió el ataque.
Para expertos en seguridad, el incremento de homicidios evidencia una falta de control territorial y una respuesta insuficiente frente a organizaciones criminales que han importado modus operandi de Ecuador y Colombia, donde motociclistas sicarios han sido utilizados por décadas para ataques selectivos.
Exigencia de seguridad: ¿qué medidas se tomarán tras este crimen?
Tras el asesinato, vecinos y transportistas solicitaron mayor presencia policial en la zona y patrullaje constante en avenidas donde operan rutas altamente transitadas. La PNP anunció que se reforzará la búsqueda de los sicarios mediante cámaras de videovigilancia y seguimientos en tiempo real.
Autoridades municipales señalaron que coordinarán con la Policía para evitar que el corredor de La Chira se convierta en un punto crítico para bandas de extorsión. Sin embargo, los gremios de transporte advirtieron que la respuesta debe ser más integral: inteligencia operativa, desarticulación de redes y protección directa a conductores amenazados.
¿Qué debe hacer el Estado para frenar estos ataques? La presión aumenta cada día, mientras los trabajadores del transporte denuncian un clima de terror que amenaza sus vidas y sus rutas.
Impacto social y urgencia de una estrategia nacional
Crímenes como el ocurrido en Chorrillos golpean directamente a miles de usuarios que dependen del transporte público para movilizarse. Además, generan un efecto psicológico devastador entre los propios conductores, que ya no solo temen robos o agresiones, sino asesinatos planificados.
Expertos en criminología sostienen que la lucha contra las extorsiones requiere un trabajo coordinado entre Policía, Fiscalía y gobiernos locales, así como tecnología para rastrear motocicletas sospechosas, intervenir comunicaciones criminales y prevenir infiltraciones en empresas de transporte.
Lima atraviesa un momento crítico. El asesinato de Andrés Caira Caica vuelve a poner de relieve la urgencia de enfrentar el avance del crimen organizado, que hoy se mueve con velocidad, armamento y coordinación peligrosa. Para el sector transporte, la demanda es clara: proteger la vida de quienes mantienen a la ciudad en movimiento.