La cumbia peruana atraviesa uno de sus momentos más tensos. Tres días después del ataque armado contra Agua Marina en Chorrillos, la reconocida orquesta Armonía 10 realizó su presentación en Chosica portando chalecos antibalas bajo sus casacas, como medida de protección frente a posibles atentados o extorsiones.
El hecho se registró el sábado 11 de octubre, durante un concierto que, pese al temor generalizado, no fue suspendido. Varios asistentes advirtieron un inusual abultamiento en el torso de los músicos y cantantes, que luego fue confirmado: todos llevaban prendas antibalas para salvaguardar su integridad.
Escenarios bajo amenaza
El despliegue de seguridad en el evento fue notorio. Personal privado resguardó tanto el escenario como las zonas de acceso, mientras los artistas continuaban con el espectáculo. La medida fue adoptada luego del ataque del 8 de octubre, cuando desconocidos abrieron fuego contra Agua Marina durante una presentación en el Círculo Militar de Chorrillos, dejando cinco heridos, entre ellos cuatro músicos y un comerciante.
En declaraciones previas, el vocalista Giuseppe Horna explicó que Armonía 10 ya había adquirido chalecos antibalas desde marzo de este año, tras el asesinato de su exintegrante Paul Flores, víctima de un ataque armado en Piura. “La empresa Armonía 10 cuenta con chalecos antibalas. Ya nosotros vamos tomando medidas preventivas para este tipo de conciertos. Los peruanos ya estamos cansados, hartos de esta inseguridad”, expresó el músico.
Miedo y resiliencia en la música popular
El ataque contra Agua Marina, perpetrado con una mini uzi, desató preocupación entre los artistas del género, muchos de los cuales han denunciado amenazas y extorsiones en diferentes regiones del país. A pesar del riesgo, Armonía 10 decidió mantener sus presentaciones y reforzar la seguridad en cada evento, mostrando una actitud desafiante ante la violencia que golpea al mundo del espectáculo.
La cumbia, símbolo cultural de unión y alegría, se ve hoy atravesada por la ola de criminalidad y extorsión que azota el país. Lo que antes eran fiestas familiares y populares, ahora se desarrollan bajo la sombra de la inseguridad, con grupos musicales obligados a tomar medidas extremas de protección.
“No podemos dejar de cantar por miedo”
Desde su cuenta oficial, integrantes de Armonía 10 reiteraron que no suspenderán sus giras y que seguirán cumpliendo con el público. Sin embargo, pidieron al Gobierno acciones concretas contra la delincuencia que amenaza a artistas, empresarios y ciudadanos por igual.
“No podemos dejar de cantar por miedo. Solo pedimos seguridad y justicia. La música no debe silenciarse por la violencia”, escribió uno de los músicos en redes sociales.
El episodio marca un punto de inflexión en la cumbia peruana: la música que por décadas acompañó a millones de familias hoy se interpreta entre chalecos antibalas y cordones de seguridad, un reflejo de la crisis de inseguridad que vive el país.