En tanto empresarios peruanos clausuraban la CADE en el Cusco, bajo el lema “Volver a creer, Volver a crecer”, la realidad peruana nos enrostraba, un severo problema: 51% de los niños de Cusco difícilmente crecerán lo suficiente para lograr un desarrollo físico e intelectual debido a la brutal anemia y a la desnutrición infantil, en un país que no parece creer en un futuro adecuado para ellos.
En 2022, la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) del INEI señalaba que a nivel nacional el 42 % de niños entre los 6 meses y 3 años sufría de una devastadora y silenciosa anemia infantil, siendo los índices regionales aún más graves, con Puno con un 67%, Ucayali (66%), Huancavelica (65%), Loreto (63%), Madre de Dios (60,5%) y Pasco (57%).
Peor aún, sigue subiendo. En el primer semestre del presente año la tasa nacional de anemia infantil aumentó 1,2% respecto al 2022, subiendo a 43,6% y mostrando una tendencia creciente si vemos que ya en el 2022 había aumentado, respecto del 2021.
La OMS ya nos advirtió que cuando la prevalencia nacional o local de la anemia es mayor al 40%, se considera como un problema de salud pública severo que amerita la adopción de medidas inmediatas, idóneas y urgentes para revertir el problema.
No obstante, a pesar de la evidencia, el desinterés es escandaloso y solo se visibiliza la ineficacia e inacción de las autoridades regionales y locales encargados de aplicar los mecanismos de detección, control y reducción de esta enfermedad.
La Contraloría General de la República mostró siempre su preocupación por esta problemática. Se emitieron continuos informes de control que revelan una obsoleta e inadecuada gestión del problema.
Por ejemplo, ya desde abril de 2017 la auditoría daba cuenta que el servicio de suplementación con micronutrientes a cargo del MINSA tenía serias deficiencias en la distribución de los complementos nutricionales y en el control de los beneficiarios.
En Puno, en 2021 la auditoría de desempeño a los servicios prestados por los establecimientos de salud a infantes de 6 a 35 meses con anemia por deficiencia de hierro, reveló que el tratamiento se brindaba de manera ineficaz y que la adherencia al consumo del suplemento de hierro no era de calidad, ya que los responsables del cuidado de los niños no recibieron consejería adecuada de la suplementación preventiva y manejo terapéutico de la anemia, además de la ausencia de visitas domiciliarias del personal de salud a los párvulos diagnosticados con anemia.
En Huancavelica, el mismo año evidenció que los dosajes de hemoglobina fueron efectuados con un desfase de entre 1 y 15 meses, generando que los diagnosticados con anemia reciban un tratamiento terapéutico tardío, afectando así la ventana de oportunidad para su recuperación, habida cuenta del muy bajo porcentaje de niños y niñas que logran recuperarse.
Y, finalmente, en una reciente y flagrante evidencia, que motivó una nueva y severa llamada de atención de la CGR a la Dirección Regional de Salud de Madre de Dios, quedó en evidencia que el producto “niños y niñas con atención de la anemia por deficiencia de hierro” tuvo un nivel de ejecución mínimo a julio de 2023 (1.53%); cifra que repercute el cumplimiento de las metas y objetivos en la lucha por reducir la anemia en dicha región.
Adicionalmente a los hallazgos y a lo alertado por Contraloría, el Colegio Médico del Perú señaló que las diversas estrategias dispuestas desde el MINSA, como el “Plan Nacional para la Reducción y Control de la anemia Materno Infantil y la Desnutrición Crónica Infantil 2017-2021”, los Planes de Incentivos Municipales o los Programas Estratégicos Presupuestales implementados desde el 2014, no reducen los crecientes niveles de anemia infantil.
En este marco, el Poder Ejecutivo autorizó la creación de un “Grupo de Trabajo Multisectorial para el abordaje de la anemia materno infantil”, en el que participan sectores como Salud, Desarrollo e Inclusión Social, Educación, Producción, Desarrollo Agrario y Riego, Vivienda y RENIEC.
Asimismo, el MIDIS lanzó su estrategia “Cuna Más con punche contra la anemia”, mientras que el MINSA apuesta por su programa “Niños de Hierro” ambas dirigidas a reducir los niveles de anemia a nivel nacional.
Sin embargo, para que estas estrategias alcancen mayor credibilidad es necesario evaluar si no se está recayendo en acciones que ya mostraron su escasa eficacia en el pasado, cuando se invirtieron millones de soles de los recursos públicos en suplementos, controles y capacitaciones que no lograron el efecto esperado.
Para que ello cambie, se requiere que en los diferentes niveles del Estado se entienda el daño que su inacción e ineficiencia en esta materia genera en términos de desarrollo a mediano y largo plazo, el cual depende en su mayor parte del desarrollo físico e intelectual de sus futuros ciudadanos y ciudadanas y no solo de mantener nuestras cifras macroeconómicas en azul.
La Contraloría ya mostró descarnadamente los resultados de políticas ineficaces, ahora se requiere que los gestores, nacionales, regionales y locales, reflexionen en el tema de nuestros niños; es el momento de adoptar medidas correctas para corregir lo que no ha funcionado.
Solo cuando brindemos a nuestra niñez una mejora en sus condiciones de vida desde sus primeros años podremos pensar en que el país tendrá un futuro sólido y sostenido. Todo depende de quienes tienen la responsabilidad de tomar “al toro por las astas”.