Hoy, 24 de agosto de 2024, se cumplen diez años de la partida de Enrique Zileri Gibson. No está más con nosotros, pero su legado es imperecedero. Quienes tuvimos el privilegio de su amistad, apoyo y complicidad durante varios decenios lo extrañamos y somos conscientes del enorme vacío que ha dejado su ausencia.
Enrique fue y sigue siendo un ejemplo de integridad y ciudadanía. Su independencia como periodista, siempre dispuesto a decir la verdad y llamar las cosas por su nombre, nos hacen mucha falta en el Perú de hoy. Desde la dirección de la revista CARETAS Enrique nos dio a todos una cátedra de cómo conducirse con aplomo en el difícil terreno del periodismo a través de ese “milagro semanal” que fue CARETAS bajo su dirección. Si bien a veces perdía la ecuanimidad, y sus gritos retumbaban por las oficinas de la revista en las horas previas al cierre, estuvo siempre dispuesto a admitir errores, insistir en lo correcto, defender las causas nobles, denunciar la corrupción, apoyar toda iniciativa que buscara el bien común.
Más de una vez, terminando reuniones tensas y complejas en el salón Túpac Amaru de Palacio de Gobierno, salía al balcón que da a la Plaza de Armas a mirar la oficina que Enrique ocupó durante muchos años, pileta de por medio, en el quinto piso del edificio del lado Sur de la plaza. ¡Cuánta falta nos haces, Enrique! me decía una y otra vez, pensando cómo su honestidad, agudeza y sentido del humor nos hubieran ayudado a capear los temporales políticos que hemos vivido durante los últimos años.
Querido Enrique, sigue descansando en paz. No obstante, seguirás aconsejándonos a través de los hermosos recuerdos que guardamos quienes tuvimos la suerte de ser tus amigos cercanos.