Las tensiones entre Estados Unidos y Venezuela escalaron este martes luego de que el presidente estadounidense, Donald Trump, afirmara que “muy pronto” ordenará ataques directos dentro del territorio venezolano, mientras que el papa León XIV llamó a priorizar el diálogo y medidas no militares para evitar una posible invasión.
Durante una reunión de seguridad transmitida por la Casa Blanca, Trump aseguró que los bombardeos que actualmente se realizan contra embarcaciones en el Caribe y el Pacífico —bajo el argumento de combatir el narcotráfico— podrían extenderse al interior de Venezuela. “Conocemos las rutas que toman. Sabemos dónde viven. Sabemos dónde viven los malos, y vamos a empezar con eso muy pronto”, dijo el mandatario, quien acusó además a la administración previa de permitir la entrada de criminales y drogas a Estados Unidos.
LEER: El jefe del Pentágono afirma que los bombardeos contra supuestas narcolanchas “apenas han comenzado”
Trump incluso sugirió que otros países podrían ser atacados bajo el mismo razonamiento: “Cualquiera que produzca o venda drogas a Estados Unidos está sujeto a ataque”. Sus declaraciones se producen días después de una conversación telefónica con Nicolás Maduro y del despliegue militar estadounidense en aguas cercanas a Venezuela.
Frente a este escenario, el papa León XIV expresó preocupación durante su viaje de regreso del Líbano a Roma. Consultado por periodistas, afirmó que la Iglesia está intentando “calmar la situación” a través de la Conferencia Episcopal y el nuncio en Caracas, y advirtió sobre el riesgo real de “alguna actividad, alguna operación, incluso invadiendo territorio de Venezuela”.
“El pueblo es el que sufre en estas situaciones, no las autoridades”, señaló el Pontífice, quien abogó por explorar alternativas no bélicas: “Creo que es mejor buscar maneras de diálogo, incluso presión económica, pero buscando otra manera para cambiar, si es lo que decide hacer Estados Unidos”.
Mientras Washington endurece su discurso y Caracas denuncia un intento de escalar el conflicto, la comunidad internacional observa con preocupación un escenario que vuelve a situar a Venezuela en el centro de una disputa geopolítica de alto riesgo.