Este domingo, los colegios electorales de Bolivia han abierto sus puertas para las elecciones generales, donde más de 7,9 millones de votantes están convocados a elegir al nuevo presidente, vicepresidente y renovar el Parlamento para el período 2025-2030. Ocho candidatos, todos hombres, compiten por el cargo, siendo el exministro Eduardo del Castillo, respaldado por el Movimiento al Socialismo (MAS), el candidato oficial del actual presidente.
El presidente interino del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Óscar Hassenteufel, ha expresado su confianza en que el proceso electoral transcurra sin contratiempos, destacando el compromiso del organismo de garantizar unas elecciones “justas, limpias y transparentes”. Las mesas electorales, abiertas desde las 08:00 hora local, estarán disponibles durante ocho horas, con más de 204,000 jurados supervisando el proceso.
La jornada electoral se desarrolla en un clima tenso, marcado por la polarización política y una grave crisis económica que ha debilitado al MAS. El expresidente Evo Morales, inhabilitado para postularse, ha instado a la población a votar nulo, argumentando que ningún candidato representa al pueblo sin su presencia en la boleta.
Las encuestas señalan que dos candidatos de derecha, Samuel Doria Medina y Jorge ‘Tuto’ Quiroga, son los favoritos, lo que podría llevar a una segunda vuelta. Además, el proceso se ve empañado por denuncias de “campaña sucia”, con acusaciones de fraudes y manipulación de resultados.
Con desafíos significativos por delante, el nuevo presidente asumirá el 8 de noviembre, heredando un país con una economía en crisis y un alto índice de pobreza infantil. La estabilidad política y la recuperación económica serán tareas prioritarias para el futuro gobierno.