MADRID 16 Jun. (EUROPA PRESS) –
La campaña de bombardeos lanzada por Israel desde el viernes contra Irán, que ha llevado a Teherán a responder a la agresión con el disparo de cientos de misiles y drones contra territorio israelí, ha causado hasta el momento la muerte de varios altos cargos militares iraníes, si bien las autoridades del país aseguran que la cadena de mando no se ha visto afectada y han defendido la estabilidad en el frente interno pese a estos varapalos.
Los primeros ataques, lanzados por sorpresa por el Ejército de Israel en medio de las conversaciones entre Irán y Estados Unidos para un nuevo acuerdo nuclear, se saldaron con la muerte de importantes dirigentes del Ejército y la Guardia Revolucionaria, incluidos sus líderes, Mohamed Baqeri y Hosein Salami respectivamente, si bien desde entonces se ha confirmado la muerte de otros dirigentes en estos bombardeos.
El país centroasiático cuenta con una estructura de poder encabezada por el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, que cuenta con importantes competencias a la hora de dibujar las políticas del país, con otros organismos de asesoría y supervisión encabezado por clérigos, a los que se suma un Ejecutivo encabezado por el presidente y un legislativo representado por un Parlamento unicameral.
EL LÍDER SUPREMO
El vértice de la pirámide de poder está ocupado por el líder supremo, un puesto ostentado desde 1989 por Jamenei, quien reemplazó entonces al fundador de la República Islámica de 1979, el ayatolá Ruholá Jomeini, convirtiéndose en la segunda y hasta ahora última persona en ocupar este cargo.
Jamenei, nacido en 1939 en la ciudad de Mashhad –una de las más importantes a nivel religioso para los chiíes–, estudió en Qom y estuvo encarcelado durante el régimen del sah de Irán, una época en la que mantuvo estrechos lazos con Jomeini, de quien fue presidente entre 1981 y 1989.
Antes de asumir el cargo de presidente fue viceministro de Defensa, representante de Jomeini en el Consejo Supremo de Defensa y comandante de la Guardia Revolucionaria. Durante su etapa como candidato a la Presidencia fue objetivo de un atentado con bomba que le causó heridas en el brazo y las cuerdas vocales.
Durante los últimos años, ha mantenido un discurso de línea dura sobre asuntos internacionales, especialmente en torno a la proyección de Teherán en la región, así como a nivel interno en lo relativo a la imposición de políticas conservadoras entre la sociedad, lo que ha generado críticas en los últimos años por la represión contra disidentes y la obligatoriedad del velo.
Jamenei ha sido un firme defensor del programa nuclear de Irán, si bien aprobó una ‘fatua’ o edicto religioso prohibiendo el desarrollo de armas nucleares. El líder supremo mantuvo una postura escéptica durante las negociaciones que derivaron en el acuerdo de 2015 y, tras la salida de Estados Unidos del acuerdo de 2018, ha sostenido que ve improbable un nuevo pacto por la postura de Washington.
UN REFORMISTA EN LA PRESIDENCIA
El cargo de presidente, el segundo de mayor importancia en Irán, está ocupado desde julio de 2024 por Masud Pezeshkian, un reformista que se impuso en las elecciones anticipadas celebradas por la muerte meses antes del entonces mandatario, el ultraconservador Ebrahim Raisi, en un accidente de helicóptero. Si bien el presidente tiene un importante papel en la toma de decisiones, su autoridad se encuentra limitada por varios artículos de la Constitución, que subordinan el Ejecutivo al líder supremo.
Pezeshkian, nacido en 1954 en Mahabad, encabezó una campaña electoral con diversas promesas sobre reformas en el plano político y social, incluida una relajación de las normas sobre la aplicación del velo, tras sus críticas a la dura represión de las fuerzas de seguridad a las masivas protestas de 2022 tras la muerte bajo custodia de Mahsa Amini, detenida por la ‘Policía de la moral’ por presuntamente llevar mal puesto el hiyab.
El político, cuya madre pertenece a la minoría kurda, ha abogado por una mayor integración y una mejora de la calidad de vida de los ciudadanos, al tiempo que ha insistido en el derecho del país a mantener su programa nuclear, siempre alejado de la fabricación de armas nucleares, defendiendo en su caso el proceso de negociaciones con Washington para lograr un nuevo pacto que lime las asperezas y derive en la retirada de sanciones contra Teherán.
LA DIPLOMACIA, EN MANOS DE ARAQCHI
Al frente de los esfuerzos diplomáticos de Irán se encuentra Abbas Araqchi, nombrado al frente de la cartera de Exteriores por Pezeshkian tras su llegada a la Presidencia. El político, nacido en 1962 en Teherán, fue embajador en Finlandia y Japón antes de ser nombrado viceministro de Exteriores entre 2017 y 2021.
Araqchi, quien ha mantenido también un tono de apertura diplomática respecto a un acuerdo con Estados Unidos sobre el programa nuclear iraní, fue uno de los elementos clave que derivaron en el histórico acuerdo de 2015, respaldado por una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y del que Washington se salió unilateralmente tres años después bajo el primer mandato de Donald Trump.
El político, considerado un moderado por los países occidentales y como una persona pragmática en materia de relaciones con Estados Unidos, ha defendido la vía diplomática para solucionar el contencioso, al tiempo que ha condenado en reiteradas ocasiones a Israel por sus acciones en la región y ha advertido de que Teherán mantendrá su apoyo al conocido como ‘eje de resistencia’.
LA GUARDIA REVOLUCIONARIA
La muerte de Salami ha llevado a Jamenei a poner al frente de la Guardia Revolucionaria a Mohamed Pakpur, nacido en 1961 en Arak y veterano de la guerra con Irak entre 1980 y 1988, en la que resultó herido en combate. Tras ello, asumió varios cargos de responsabilidad, incluido el de comandante de las Fuerzas Terrestres de la Guardia Revolucionaria a partir de 2009.
Pakpur, sobre el que pesan sanciones de la Unión Europea (UE) desde abril de 2021, lidera de esta forma un organismo cuyo objetivo declarado es el de “proteger la Revolución Islámica”. Creada en 1979 por Jomeini, opera como una rama militar paralela al Ejército y ha vivido durante los últimos años un aumento de su influencia y poder, también a través de la Fuerza Quds.
La Fuerza Quds, una de las cinco ramas de la Guardia Revolucionaria, está a cargo de operaciones de Inteligencia militar y de las operaciones iraníes en el extranjero. En la actualidad está liderada por Esmail Qaani, cuya muerte en los últimos bombardeos israelíes no ha sido confirmada oficialmente, a pesar de las especulaciones sobre su fallecimiento.
LAS FUERZAS ARMADAS
Por su parte, las Fuerzas Armadas están encabezadas desde hace pocos días por Abdolrahim Musavi, quien ha reemplazado a Baqeri, también muerto en el primer día de ataques israelíes. Musavi, nacido en 1960 en Qom, era comandante el jefe del Ejército desde 2017 y es una de las principales figuras militares del país.
El Ejército iraní es responsable de salvaguardar la independencia e integridad territorial del país, según la Constitución de Irán, que lo coloca bajo mando directo del líder supremo, con lo que el país centroasiático es uno de los pocos en los que no figura bajo control del Ejecutivo.
QALIBAF, UN LUSTRO AL FRENTE DEL PARLAMENTO
Por otra parte, otra de las figuras destacadas es Mohamad Qalibaf, presidente desde mayo de 2020 de la Asamblea Consultiva Islámica –Parlamento–, integrada por 290 personas y encargada de la ratificación de tratados internacionales y la aprobación de proyectos de ley y los Presupuestos.
Qalibaf, nacido en 1961 en Tornabé y de tendencia conservadora, fue uno de los candidatos a las elecciones de 2024, siendo una de las caras más conocidas en el país por su condición de veterano durante la guerra con Irak. Además, fue alcalde de Teherán y coenta con importantes lazos con la Guardia Revolucionaria.