Nepal en llamas: la Generación Z contra la vieja élite

Lo que empezó como protesta digital terminó en incendio político: Nepal arde entre corrupción, redes bloqueadas y rabia juvenil.

por Diana

El martes Katmandú ardió —literalmente—. Manifestantes tomaron las calles de la capital nepalí pese al toque de queda, incendiaron el Parlamento, la Corte Suprema y hasta la residencia privada del primer ministro K.P. Sharma Oli. Horas después, el propio líder presentó su renuncia: las protestas juveniles, que ya han dejado al menos 25 muertos y cientos de heridos, se cobraban su primera víctima política.

¿Qué encendió la chispa de la mayor revuelta en Nepal en décadas?

El detonante inmediato fue la prohibición de 26 plataformas de redes sociales —Facebook, Instagram, WhatsApp, YouTube y X, entre otras— anunciada el 4 de septiembre bajo la “Directiva sobre Regulación de Uso de Redes Sociales, 2023”. El gobierno exigía a las empresas registrarse, obtener licencias y designar un representante en Nepal. El incumplimiento derivó en un bloqueo que afectó al 80% del tráfico de internet en el país.

El veto digital se encontró con un combustible ya acumulado: décadas de corrupción, estancamiento económico y desempleo juvenil que alcanza al 20,8% de los jóvenes entre 15 y 24 años, según el Banco Mundial. A ello se sumó un movimiento viral contra los llamados Nepo Kids —hijos de políticos y empresarios que ostentan lujos en redes sociales—, convertido en símbolo del hartazgo generacional frente a una élite que se reparte el poder desde la abolición de la monarquía en 2008.

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El lunes, las movilizaciones comenzaron de manera pacífica frente al Parlamento. Sin embargo, la represión policial con balas reales, gases lacrimógenos y cañones de agua escaló rápidamente en violencia. Los disturbios se intensificaron: turbas incendiaron edificios públicos, saquearon residencias de líderes políticos y hasta atacaron una prisión en Pokhara, lo que facilitó la fuga de más de 900 reclusos. Entre las víctimas mortales se encuentra Rajyalaxmi Chitrakar, esposa del ex primer ministro Jhalanath Khanal, quien murió tras ser quemada en su propia casa.

La caída de Oli, del Partido Comunista de Nepal (UML), no ha contenido el fuego. Varios ministros presentaron su dimisión y el presidente Ramchandra Paudel llamó a los jóvenes a dialogar. Naciones Unidas y Amnistía Internacional exigieron una investigación independiente por el uso de fuerza letal contra manifestantes.

En un país que depende en un 33% de remesas del extranjero y que ha tenido más de diez gobiernos en menos de dos décadas, la Generación Z ha demostrado que ya no está dispuesta a ser espectadora. Nepal enfrenta ahora su hora más oscura: entre la esperanza de una renovación política y el riesgo de que la violencia lo consuma todo.

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