MADRID 23 Abr. (EUROPA PRESS) –
El 25 por ciento de los refugiados y migrantes desplazados en América Latina aseguran que sus vidas estarían en riesgo si regresaran a su lugar de origen, según una investigación del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), el Consejo Danés para los Refugiados (DRC) y otros socios en el marco de la Iniciativa ProLAC.
Según el informe emitido, las personas que huyen de la violencia en América Latina tienen que hacer frente a restricciones de movimiento, a la explotación y a diversas barreras para el asilo. “Las personas desplazadas, cuyas vidas ya han sido impactadas por la violencia, deben recibir un mejor apoyo de la comunidad internacional en los lugares donde se encuentran”, ha reclamado la directora regional del NRC en América Latina, Stine Paus.
Además, Paus ha señalado la necesidad de tener en cuenta a las personas desplazadas “en estos tiempos de recortes en los presupuestos de ayuda humanitaria”. En el pasado mes de febrero, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, defendió su decisión de eliminar la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID), creada en 1961 por el presidente John F. Kennedy para gestionar la ayuda humanitaria internacional estadounidense y que destinaba miles de millones de dólares de presupuesto para paliar la pobreza, las enfermedades y responder a hambrunas y desastres naturales en distintos puntos del mundo.
VARIOS PAÍSES SIGUEN LIMITANDO EL ACCESO AL ASILO
La dirigente regional del NRC ha denunciado que “varios países en las Américas siguen limitando el acceso al asilo y deportando a refugiados y migrantes sin evaluar primero si sus vidas están en peligro”. Estas declaraciones pueden referirse a los 209.964 haitianos deportados por República Dominicana desde enero de 2024 –entre ellos, cerca de 90 mujeres haitianas embarazadas y parturientas–, o a las deportaciones que la administración Trump estaba llevando a cabo bajo una ley del siglo XVII, paralizadas ahora por el Tribunal Supremo de Estados Unidos.
La escasez o inexistencia de oportunidades formales de entrar en algunos países lleva a refugiados y migrantes a tomar “rutas irregulares” que, a su vez, “son a menudo extremadamente peligrosas y, en ocasiones, facilitadas por traficantes”, señala el comunicado. Adicionalmente, esas personas sufren en ocasiones “discriminación y xenofobia, lo que complica aún más su intento de encontrar seguridad e integrarse” y “obliga a algunos a huir nuevamente”, aclara el informe. Según sus resultados, el 45 por ciento de las familias en tránsito sufrió abusos, de los cuales el 44 corresponden a casos de extorsión. En países como México, este porcentaje alcanza el 66 por ciento.
MUJERES Y NIÑAS SON VULNERABLES A LA VIOLENCIA DE GÉNERO
Además, “las mujeres y niñas son especialmente vulnerables a la violencia de género durante su desplazamiento”, afirma el estudio. “Debemos mejorar el acceso a la información y nuestra capacidad de responder a la violencia de género, especialmente para los grupos más vulnerables”, ha afirmado Yann Cornic, director de operaciones regionales del DRC en América Latina.
El informe destaca la necesidad de proteger también a las personas que se desplazan internamente. “Proveer acceso seguro al asilo, proteger a las personas de los peligros de los cuales han huido y asegurar que se respeten sus derechos son pasos esenciales para ayudarles a reconstruir sus vidas”, ha asegurado Stine Paus.
El informe de ProLAC analizó datos recopilados entre el 1 de octubre de 2024 y el 31 de enero de 2025 a partir de entrevistas a 138 informantes y de encuestas a 11.172 personas en nueve países de América Latina: Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Perú y Venezuela.