La Franja de Gaza se queda sin su último molino y no tendrá harina «en el futuro cercano», según la ONU

El último que seguía activo, el de As Salam, en Deir al Balá, fue alcanzado por un ataque el jueves y quedó "destruido", según la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU.
Las colas para conseguir pan han dejado una de las imágenes más gráficas en estas últimas semanas de los problemas que tiene la población de la Franja para abastecerse, derivada entre otras razones de la progresiva paralización de los molinos.

(EUROPA PRESS) – Naciones Unidas ha denunciado este jueves la destrucción del último molino de harina que aún seguía activo en la Franja de Gaza, lo que deja al enclave sin la posibilidad de producir a nivel local y «en un futuro cercano» un producto básico para la dieta de los gazatíes, en un contexto de graves carencias alimentarias derivadas del conflicto que estalló hace ya más de un mes.

Las colas para conseguir pan han dejado una de las imágenes más gráficas en estas últimas semanas de los problemas que tiene la población de la Franja para abastecerse, derivada entre otras razones de la progresiva paralización de los molinos. El último que seguía activo, el de As Salam, en Deir al Balá, fue alcanzado por un ataque el jueves y quedó «destruido», según la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU.

Las panaderías se han visto obligadas a parar su actividad «por falta de combustible, agua y harina de trigo» y por «daños estructurales» y esta misma semana había cerrado el último de los 130 establecimientos que estaban abiertos en Gaza antes del conflicto.

La OCHA afirma que no hay harina en el mercado, si bien la situación alimentaria es especialmente grave en el norte, principal foco de la ofensiva que lanzaron el 7 de octubre las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) para responder a los ataques de Hamás.

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha lanzado varios avisos sobre el empeoramiento de la situación y la ONU ya ha detectado un cambio en los patrones de consumo que llevan a saltarse o reducir comidas o a ingerir alimentos crudos de manera «poco convencional», como «combinaciones de cebolla cruda y berenjena sin cocinar».

Desde la apertura del paso fronterizo de Rafá el 21 de octubre, han entrado en Gaza más de 1.100 camiones con ayuda, pero todas las organizaciones coinciden que es insuficiente. El PMA ha advertido de que sólo entra en Gaza el 10 por ciento de los suministros de comida neesarios, por lo que prácticamente el auxilio se puede considerar «inexistente», en palabras de la directora ejecutiva, Cindy McCain.

«Con el invierno aproximándose rápidamente, los refugios insalubres y saturados y la falta de agua limpia, los civiles se enfrentan a la posibilidad inmediata de morir de hambre», ha añadido McCain, que ve como «única esperanza» al apertura de algún otro paso al margen del de Rafá –el único que no controla Israel–.

Otra de las principales reivindicaciones gira en torno a la entrada de combustible, después de que el jueves la agencia para los refugiados palestinos (UNRWA) recibiese por primera vez un cargamento de 23.000 litros.