La caída de “Fito”: el narco más buscado de Ecuador fue capturado en un búnker de lujo

Tras meses de intensa búsqueda, alias Fito, líder del cártel Los Choneros, fue capturado en una casa-búnker equipada con piscina y comodidades propias de capos internacionales, que ya había sido allanada varias veces sin éxito.

por Edgar Mandujano

Tras meses de una intensa operación de inteligencia, José Adolfo Macías Villamar, alias “Fito”, líder del poderoso cártel Los Choneros, fue finalmente capturado en una casa-búnker equipada con piscina y lujos al estilo de los grandes capos del narcotráfico internacional. El inmueble, que había sido allanado en repetidas ocasiones sin éxito, escondía sofisticadas medidas de seguridad. Para dar con su paradero, las autoridades ecuatorianas utilizaron tecnología avanzada, como densitómetros y radares de penetración terrestre, en una operación que evoca las históricas capturas de “El Chapo” Guzmán y Pablo Escobar.

Durante más de un año, Fito fue el narcotraficante más buscado de Ecuador, y su captura en junio de 2025 cerró un capítulo de fuga y burla al Estado. El golpe definitivo vino gracias a un detalle inesperado: cajas de medicamentos para tratar la diabetes, halladas cerca de la zona de vigilancia. Estos insumos médicos, indispensables para su tratamiento, confirmaron su presencia y permitieron afinar el operativo final.

Ese mismo inmueble ya había sido intervenido anteriormente, pero la evidencia fue insuficiente. Solo la persistencia y un seguimiento quirúrgico permitieron descubrir que el búnker, además de estar altamente fortificado, servía como centro de operaciones. Equipado con lujos y tecnología, el escondite reflejaba la doble vida del capo: clandestina y opulenta. La operación para su captura recuerda los errores mínimos que derribaron a capos legendarios: desde fallos de seguridad hasta pistas menores que supieron ser leídas por los equipos de inteligencia.

El arresto de Fito no solo representa una victoria contra el crimen organizado en Ecuador, sino que también pone de relieve el nivel de sofisticación con el que los narcos operan en la región. Su caída es símbolo de una estructura delictiva que supo infiltrar cárceles, empresas y hasta círculos de poder.

De barrio marginal a capo: el ascenso de Fito, “El León”

Nacido en las calles pobres de Manta, una ciudad golpeada por la desigualdad y la violencia, Fito forjó su liderazgo en un entorno marcado por la ausencia del Estado. Lo que empezó como una juventud marginal pronto evolucionó hacia una carrera delictiva implacable. No fue un criminal cualquiera: con astucia estratégica y brutalidad, escaló posiciones hasta convertirse en el líder absoluto de Los Choneros, la organización criminal más temida del Ecuador.

Su consolidación definitiva llegó tras la muerte de Jorge Luis Zambrano, alias “Rasquiña”, fundador de la banda. Desde entonces, Fito se transformó en una figura de poder y terror, extendiendo su dominio desde los penales hasta las calles, y desde los barrios humildes hasta los circuitos de lavado de dinero.

La fuga que humilló al Estado y el imperio del lavado

El 7 de enero de 2024, Fito protagonizó una de las fugas carcelarias más escandalosas de la historia del Ecuador. Su escape expuso la corrupción estructural del sistema penitenciario y evidenció las complicidades que lo protegían desde dentro. Aun prófugo, siguió liderando su red criminal con total impunidad.

La llamada operación “Blanqueo Fito” reveló el lado financiero del imperio: una red de lavado de activos que movió cerca de 13 millones de dólares, en manos de su ex pareja, hermanos y ex cuñados. A través de empresas fachada y bienes inmuebles, esta estructura familiar disfrazó el origen ilícito del dinero del narcotráfico, mezclando legalidad y criminalidad con habilidad.

Procesos, cargos y posible extradición

Alias Fito enfrenta más de 30 procesos judiciales en Ecuador, por delitos que incluyen narcotráfico, asesinato, extorsión, lavado de activos y tenencia ilegal de armas. Pero su situación es aún más crítica en el exterior: en Estados Unidos, una corte federal de Nueva York lo acusa de conspiración para traficar cocaína, posesión de armas de fuego y vínculos con el Cártel de Sinaloa.

Estas acusaciones lo convierten en una pieza clave del crimen organizado internacional. Su eventual extradición a EE.UU. se perfila como el siguiente paso en una larga batalla judicial que podría terminar con una condena de varias décadas en prisión.

Un reflejo de la crisis regional

Fito no es un caso aislado: comparte similitudes con otros capos latinoamericanos como “El Chapo” Guzmán, “Popeye” o incluso Marcos Figueroa. Sin embargo, su historia refleja algo más profundo: la fragilidad institucional de países como Ecuador, donde las bandas criminales se fortalecen al compás de la corrupción, el abandono estatal y la falta de control penitenciario.

Su caída marca un hito, pero también deja una advertencia: el crimen organizado se adapta, muta y sigue operando, incluso desde las sombras.

¿Qué sigue para Fito?

La recaptura de Fito es apenas el comienzo. Su extradición y posterior juicio en Estados Unidos podrían marcar el fin de su carrera criminal, pero no el de su influencia. Mientras tanto, su figura continúa simbolizando la batalla que libran los Estados latinoamericanos contra estructuras criminales que desafían el orden legal.

La historia de Fito no solo es la de un narco: es el reflejo de un país golpeado por la violencia, la impunidad y el desafío urgente de reconstruir su institucionalidad.

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