Tras la caída de Damasco a manos de los rebeldes de Hayʼat Tahrir al-Sham (HTS), tentativas de retorno a Siria, así como llamados a la revisión de los permisos de asilo y refugio, han surgido alrededor de Europa.
Celebraciones en Berlín, Colonia, París, Londres y Estocolmo definieron la reacción de la diáspora siria en Europa al derrocamiento del régimen baazista de Al-Assad. A proclamas de retorno en libertad a Siria sucedieron acciones. Es así como, desde el 10 de diciembre, miles de refugiados sirios empezaron a cruzar el paso fronterizo desde Turquía, so pena de perder el estatus de protección provisto por Ankara.
La situación no ha estado exenta de repercusiones al interior de Europa. Tan solo dos días después de la caída de Al-Assad, los servicios migratorios de Alemania (el país con el mayor influjo de refugiados sirios desde la crisis migratoria del 2015) comunicaron que no se expenderán más permisos de asilo y/o refugio para migrantes sirios, en tanto el final de la autocracia siria corresponda al fin de las persecuciones políticas. Decisiones similares fueron tomadas por los gobiernos conservadores de Italia y Austria. Viena, inclusive, tomó un paso más allá y ordenó las primeras 100 mil repatriaciones de refugiados sirios.
Pese a la inicial oposición del gobierno alemán liderado por Olaf Scholz, que calificó los llamados a la revisión total del estatus migratorio como “peligroso” y “populista”, la decisión fue tomada y aplicada. Un motivo de sospecha para ello es el fortalecimiento de distintos partidos populistas de derecha radical en Europa.
Partidos en crecimiento y con grandes perspectivas electorales tales como la Alternativa para Alemania (AfD), el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) y los Demócratas de Suecia (SD), han clamado que la caída de Al-Assad debe marcar el inicio del proceso de “remigración” de refugiados sirios. Evitar una capitalización de votos por parte de la derecha populista radical, en ese sentido, puede considerarse uno de los motivos para el endurecimiento y/o la revisión de las medidas frente a la diáspora siria tras la toma de Damasco.
En consonancia con esta situación, los partidos conservadores de centroderecha han endurecido también sus discursos. Organizaciones democristianas de larga data, como la CDU de Alemania, han optado por hacer suyas las demandas para una revisión y final de las garantías a refugiados y migrantes sirios. Aquello marca un paso más en el viraje de los partidos tradicionales de derecha europea, los cuales intentan recuperar el electorado capturado por partidos de derecha radical.
Mientras la Siria posterior a Al-Assad intenta estabilizar su situación y esperanzas de un retorno masivo empiezan a abrirse paso entre miles de refugiados y migrantes, una Europa cada vez menos dispuesta a acogerlos empieza a mostrar señales de agotamiento. Las siguientes semanas serán decisivas para resolver el debate abierto en 2015 con el inicio de la crisis migratoria y reabierto en 2024 con la caída de Damasco.