MADRID, 27 Nov. (EUROPA PRESS) –
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha celebrado el acuerdo para la extensión hasta el miércoles de la tregua en la Franja de Gaza, que incluye la liberación de rehenes bajo cautiverio de Hamás y la de prisioneros palestinos en cárceles de Israel.
El máximo representante de la ONU ha recalcado que este anuncio “es un rayo de esperanza y de humanidad”, si bien no es suficiente para satisfacer las necesidades humanitarias de la población gazatí, victima de una cruenta ofensiva israelí en el enclave que deja ya más de 15.000 muertos.
Así las cosas, Guterres ha manifestado su esperanza de que esta extensión del pacto, confirmada este mismo lunes por las autoridades de Qatar, “permita aumentar aún más la ayuda humanitaria al pueblo de Gaza”, aun a sabiendas de que “incluso con este tiempo adicional será imposible satisfacer todas las inmensas necesidades de la población”.
En este sentido, el secretario general de Naciones Unidas ha incidido en su llamamiento a incrementar los cruces fronterizos a través de los cuales entregar ayuda humanitaria a los gazatíes, según recoge Al Yazira. La única vía de acceso a la Franja de Gaza es a través del paso de Rafá, entre Egipto y el sur del enclave.
El portavoz del Ministerio de Exteriores de Qatar, Mayid al Ansari, ha anunciado este lunes que Israel y el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) han llegado a un acuerdo para extender otros dos días más, hasta el miércoles, la tregua iniciada el pasado viernes en la Franja de Gaza.
Previamente, Al Ansari había indicado que las partes se encontraban sumidas en una serie de conversaciones con la vista puesta en una ampliación de la tregua, que lleva en vigor cuatro días, mientras que el Gobierno egipcio –que también actúa como mediador– ha planteado una extensión de dos días a cambio de la liberación de 20 rehenes más.
Estos planes contemplan, además, la liberación de otros diez rehenes más por jornada, mientras que Israel accedería a entregar a 30 presos palestinos. Se mantendría por tanto la proporción de un rehén por cada tres presos que ha marcado los acuerdos entre las partes desde un primer momento.