MADRID, 20 Nov. (EUROPA PRESS) –
El triunfo de Javier Milei en Argentina ha creado una ola de expectación entre la ultraderecha, cuyas propuestas, al menos en el continente americano, se han visto relegadas en los últimos años por candidaturas a la izquierda, logrando hitos como el primer gobierno progresista en Colombia, la posibilidad de que suceda lo mismo en Guatemala, o la recuperación de plazas como las de Brasil o Chile.
Uno de los que aspira a recuperarse del golpe que supuso su caída es el expresidente brasileño Jair Bolsonaro, que aún habiendo sido inhabilitado ocho años confía en poder presentarse más pronto que tarde a unas elecciones, recordando que al presidente Luiz Inácio Lula da Silva se le retiraron en su día sus derechos electorales.
“Hace cuatro años, Lula estaba preso e inhabilitado, yo solo estoy inhabilitado”, es el clavo ardiendo al que se agarra un Bolsonaro a quien se le ha visto exultante celebrando el triunfo de Milei. “Estoy muy feliz”, le transmite el líder de la ultraderecha brasileña antes de ser invitado a la toma de posesión el próximo 10 de diciembre. “Iremos”, le ha confirmado.
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“El trabajo va para fuera de Argentina. Representas mucho para nosotros, democracia, somos amantes de la libertad (…) me pongo a tu disposición para todo lo que necesites. Dios te va a iluminar, te va a proteger, harás un buen mandato para el bien de nuestros países”, ha dicho Bolsonaro durante una videollamada.
Quien no ha recibido de la mejor manera la noticia ha sido el presidente de Colombia, Gustavo Petro, que ha estado alertando de lo que supondría la llegada de la ultraderecha a Casa Rosada. En un nuevo mensaje reiterando lo ya dicho, su par salvadoreño, Nayib Bukele, con quien los enganchones dialécticos son constantes, le ha conminado a decirlo “sin llorar”.
Su controvertida política de seguridad –sobre la que pesan numerosas denuncias de abusos sobre los Derechos Humanos– ha hecho de Bukele –quien será candidato en 2024– todo un referente en la región, a pesar de presidir uno de los países más pequeños del continente y con apenas peso internacional, para esas posiciones conservadoras que se habían quedado huérfanas de gobiernos en el continente.
Quien también se ha alegrado ha sido José Antonio Kast, perdedor de las elecciones chilenas en 2021, cuya candidatura para las próximas presidenciales de 2025 aparece en todas las apuestas. “Parece que sí, ahora comienza la reconstrucción de Argentina. (…) Si a Argentina le va bien, a Chile y Latinoamérica le irá bien”, ha celebrado el líder del Partido Republicano.
Ya en Venezuela, donde están previstas elecciones para 2024, María Corina Machado, elegida por la oposición para intentar sacar al chavismo de Miraflores a pesar de arrastrar una inhabilitación de quince años que deja en el aire su futuro, ha celebrado que el triunfo de Milei es una “lucha por el cambio” y jugando con el nombre de la coalición ha enfatizado que “la libertad avanza en América Latina”.
En el vecino del norte, Donald Trump, que aspira a recuperar las llaves de la Casa Blanca mientras hace frente a varios procesos judiciales, ha mostrado su “orgullo” por el triunfo de Milei, felicitado por un Departamento de Estado, que ha destacado las instituciones electorales argentinas, mientras la ultraderecha de ese país las ponía en tela de juicio difundiendo teorías infundadas de fraude.
Ya en Europa, los más efusivos han sido las derechas de Italia, donde el ministro de Infraestructuras, Matteo Salvini, le ha deseado buena suerte, y España, donde la ultraderecha de Vox también apela a la libertad para celebrar el triunfo de Milei.