En los últimos años, Perú ha emergido como uno de los mayores actores en el comercio internacional de aletas de tiburón, consolidándose como el principal exportador de América Latina y uno de los diez más importantes a nivel global. No obstante, gran parte de estas exportaciones no son de origen peruano: casi tres cuartas partes de las aletas provienen de Ecuador, donde la pesca dirigida de tiburones está prohibida.
El reciente decomiso de 1,2 toneladas de aletas de tiburón en Tumbes, en la frontera con Ecuador, vuelve a poner en evidencia la magnitud del tráfico ilegal en el país. Este no es un incidente aislado, sino parte de una tendencia creciente. A pesar de los operativos de las autoridades aduaneras y policiales, la demanda asiática, donde este producto es altamente valorado, continúa alimentando el comercio ilegal, poniendo en riesgo la supervivencia de diversas especies de tiburones, muchas de ellas en peligro de extinción.
Perú, epicentro de un problema internacional
En una carta dirigida a la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), César Ipenza, abogado especializado en derecho ambiental, junto con especialistas como Alicia Kuroiwa, socia fundadora de Ecologística Perú, Cristina Cely, directora de One Health en Ecuador, y Franklin Vega, editor de Bitácora Ambiental, alertaron sobre las irregularidades en la emisión de permisos para la exportación de aletas de tiburón.
Hay que entender que CITES es un organismo fundamental que regula el comercio internacional de especies amenazadas para asegurar que este no comprometa la supervivencia de las mismas. La misiva menciona un informe de la Contraloría General de la República, que reveló que entre 2020 y 2023 se otorgaron 68 permisos CITES de manera irregular, facilitando la exportación ilegal de 40 toneladas de aletas.
“Es fundamental que la Autoridad Administrativa CITES del Perú implemente correctamente los procedimientos CITES, así como las medidas de control y vigilancia para asegurar que el comercio internacional no amenaza la supervivencia de los tiburones”, señala la carta.
Irregularidades y complicidad en las autoridades
En septiembre de este año, la policía peruana decomisó 1,2 toneladas de aletas de tiburón en el norte del país, que iban a ser exportadas ilegalmente a Asia. Solo dos meses antes, la Policía Nacional y la Sunat interceptaron más de 3 mil aletas camufladas como “equipaje” en un bus que viajaba de Piura a Lima, evidenciando el alcance del tráfico de este producto.
Este comercio ilegal no solo es impulsado por la alta demanda internacional, especialmente en Asia, sino también por la permisividad y negligencia de algunas autoridades. Una investigación realizada por Ojo Público reveló, a partir de un informe de la Contraloría General de la República, que entre enero de 2020 y julio de 2023 funcionarios del Ministerio de la Producción (Produce) expidieron irregularmente 35 permisos que permitieron la exportación de más de 24 toneladas de aletas de tiburón, valoradas en más de 883 mil dólares.
En entrevista con Inforegión, Ipenza subrayó la gravedad de esta situación, destacando que, a pesar de la prohibición internacional impuesta sobre Ecuador para comercializar especies protegidas, las aletas continúan ingresando ilegalmente a Perú. “En febrero, la secretaría de CITES emitió una resolución prohibiendo a Ecuador comerciar y a los países no importar aletas de especies CITES. Sin embargo, Perú ha seguido importando aletas de tiburones provenientes de Ecuador”, indicó.
El abogado también advirtió que esta falta de control no solo compromete a las autoridades peruanas, sino que podría tener repercusiones internacionales: “Esto demuestra que no hay un trabajo serio por parte de las autoridades de control, y esto va a llevar a que Perú eventualmente tenga responsabilidad por este comercio ilegal. Al final, salen del Perú más de 300 toneladas de aletas. En el Perú se lavan y se exportan aletas de origen ilegal del Ecuador”.
Consecuencias devastadoras
Los tiburones tienen un papel importante en el equilibrio de los ecosistemas marinos. La pesca ilegal y el tráfico de sus aletas no solo reducen sus poblaciones, sino que también alteran la dinámica de los océanos. Según Oceana, un tercio de las especies de tiburones a nivel global está en peligro de extinción debido a la sobrepesca y la demanda de aletas. El tráfico de aletas de tiburón se mantiene, hasta hoy, como una amenaza latente para la fauna marina.