Perú enfrenta grandes desafíos para cumplir este compromiso ambiental, desde la expansión de áreas protegidas hasta el reconocimiento de territorios indígenas. Alcanzar esta meta es clave para garantizar agua, alimentos y biodiversidad para las futuras generaciones.
Nuestro país se ha comprometido con la ambiciosa meta global 30×30, que busca conservar al menos el 30% de los ecosistemas terrestres, marinos y de aguas continentales del planeta para el año 2030. Esta meta fue adoptada en diciembre de 2022 por más de 190 países durante la Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (COP15), como parte del Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal.
La iniciativa surge como respuesta urgente a la acelerada pérdida de biodiversidad y al colapso progresivo de los servicios ecosistémicos, como la provisión de agua, la regulación del clima o la polinización de cultivos, que sustentan la vida humana y la economía global. La implementación efectiva de esta meta implica no solo ampliar las áreas protegidas, sino también garantizar su manejo sostenible, involucrar a comunidades locales e indígenas, y asegurar una financiación adecuada a largo plazo.
¿Por qué es importante la meta 30×30?
La implementación de la meta 30×30 es importante debido a la alarmante pérdida de biodiversidad a nivel global. Según datos recientes de la ONU, la actividad humana ha alterado el 75% del medio ambiente terrestre y el 66% del marino, poniendo en peligro de extinción a un millón de especies animales y vegetales. La conservación de al menos el 30% de los ecosistemas es fundamental para mitigar estos impactos, preservar la biodiversidad y asegurar servicios ecosistémicos esenciales como la provisión de agua, alimentos y aire limpio.
Desafíos para Perú
A pesar de contar con una de las biodiversidades más ricas del mundo, Perú enfrenta diversas amenazas que ponen en riesgo sus ecosistemas. Entre estas se encuentran la deforestación, la minería ilegal, la sobrepesca, el cambio climático y la expansión urbana. Actualmente, según cifras oficiales, solo el 17,92% de la superficie terrestre de Perú está bajo alguna figura de protección, y en el ámbito marino, solo el 7,89% del mar peruano está conservado.
Estrategias para alcanzar la meta 30×30
Para cumplir con la meta 30×30, Perú ha establecido una serie de acciones que incluyen la expansión del Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sinanpe) y la mejora en la gestión de las áreas ya reconocidas. Además, se busca fortalecer y reconocer legalmente los aportes de las comunidades indígenas y locales mediante su inclusión en el sistema de Otras Medidas Efectivas de Conservación basadas en Áreas (OMEC).
Esta es una categoría reconocida por el Convenio sobre la Diversidad Biológica que abarca espacios geográficos que no están formalmente protegidos como áreas naturales, pero que contribuyen de manera efectiva a la conservación de la biodiversidad.
En Perú, el Ministerio del Ambiente ha identificado y reconocido algunas OMEC como las Áreas de Conservación Privadas, las zonas comunales conservadas por pueblos indígenas y algunas concesiones para conservación. Estas medidas permiten valorar formas tradicionales y comunitarias de conservación que no necesariamente se ajustan a la categoría de ANP, pero que cumplen con criterios científicos y sociales para preservar ecosistemas.
Incorporar estos espacios al conteo nacional representa una estrategia clave no solo para avanzar hacia la meta 30×30, sino también para reconocer el rol central que tienen las comunidades en la sostenibilidad de sus territorios.
Alianzas estratégicas para fortalecer la conservación
Asimismo, el gobierno peruano ha establecido alianzas con organizaciones privadas y de la sociedad civil, como WWF, Descosur y MOORE. Estas colaboraciones buscan mejorar la gestión de las áreas protegidas y generar alternativas de desarrollo económico sostenible para las comunidades locales.
Perspectivas hacia 2030
El compromiso de Perú con la meta 30×30 representa un reto importante, pero también una oportunidad para garantizar la conservación de su biodiversidad frente a las crecientes amenazas ambientales. El éxito de esta iniciativa dependerá de la cooperación entre las autoridades, las organizaciones no gubernamentales y las comunidades locales, con el objetivo de proteger los ecosistemas del país y asegurar el bienestar a largo plazo para sus habitantes.