La ExpoAmazónica 2025 fue el escenario de un anuncio estratégico que marcará la hoja de ruta ambiental del Perú. Marco Arenas Aspilcueta, director de la Dirección General de Cambio Climático y Desertificación (DGCCD) del Minam confirmó la aceleración de mecanismos financieros innovadores que buscan cerrar la brecha de conservación y cumplir con los compromisos globales de biodiversidad.
La visión del Minam se centra en dos metas clave del Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal: conservar el 30% del territorio (Meta 30×30) y restaurar el 20% de las áreas degradadas del país.
La brecha de la conservación y el rol indígena
Arenas contextualizó el desafío. Actualmente, Perú solo ha alcanzado el 19% de áreas protegidas bajo esquemas tradicionales (ANP y ACR), lo que deja una brecha del 11% para llegar al 30% en 2030. El director fue categórico al señalar que esta brecha está intrínsecamente ligada a la falta de reconocimiento y titulación de las tierras indígenas.
Al referirse a los compromisos de Kunming-Montreal, el director destacó que la Meta 30×30 debe lograrse «reconociendo y respetando los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales». Esto subraya el mensaje político de que los pueblos indígenas son los custodios clave y que no es posible alcanzar las metas climáticas y de biodiversidad sin su participación y liderazgo.
El director también recordó el reciente compromiso de los ministros de América Latina de buscar la carbono neutralidad y ser agua positivo, con el jaguar como especie clave que simboliza el plan de regeneración de la Amazonía.
Tres pilares financieros para la restauración
Para cerrar esta brecha, el Minam está movilizando capital privado y cooperación internacional a través de una estrategia de tres pilares, buscando transformar la conservación en un modelo de negocio sostenible:
- Créditos de Carbono (REDD+): Arenas instó a que las iniciativas, ya sean comunitarias, privadas, mixtas o de otro tipo, se registren en el RENAMI para monetizar sus esfuerzos. El éxito se basa en un esquema de pago por las reducciones de emisiones (o por saldo de carbono): primero se implementa la medida, se demuestra la reducción de la deforestación o emisiones, cumpliendo con los estándares aplicables, y luego se accede al crédito de carbono. Este mecanismo abre oportunidades tanto en el mercado voluntario de carbono como en el mercado regulado o bajo enfoques cooperativos, siempre que se cumplan las salvaguardas ambientales y sociales, y los requisitos de transparencia del RENAMI.
- Mecanismos de Retribución por Servicios Ecosistémicos (MERESE): El director resaltó que el país ya cuenta con este instrumento de retribución por conservación. Un ejemplo es la Reserva Nacional Allpahuayo Mishana, donde la población local recibe compensaciones económicas por proteger las fuentes de agua. Otro caso es el del Área de Conservación Regional (ACR) Cordillera Escalera, donde la retribución se basa en el aprovechamiento del paisaje a través del ecoturismo y de actividades recreativas responsables que generan financiamiento para la conservación.
- Créditos de Biodiversidad (Lanzamiento inminente): El Minam se prepara para lanzar las orientaciones para este tercer mecanismo, que operará en paralelo a los esfuerzos de carbono. Esta herramienta, dirigida a la conservación y la recuperación de áreas degradadas, busca atraer estándares internacionales que abran una nueva fuente de financiamiento y competitividad para el sector ambiental.
El director de la DGCCD subrayó que la crisis ambiental exige una acción inmediata, especialmente para proteger los «ojos de agua» y las fuentes hídricas que están siendo deforestadas y contaminadas. Con esta hoja de ruta, el Minam busca demostrar que la conservación y la restauración no son obstáculos, sino los nuevos motores de desarrollo y competitividad para el Perú.