La muerte de más de 120 delfines rosados y grises en el lago Tefé de la amazonía brasileña da cuenta de la crisis ambiental que atraviesa la Amazonía, la cual se acerca rápidamente a un punto de no retorno ecológico por la confluencia de la deforestación, el cambio climático y los incendios.
El cambio climático exacerbado por el fenómeno de El Niño está afectando a alrededor de 60 municipios brasileños del estado de Amazonas y los delfines de río son las víctimas más recientes de la actual sequía que azota la región. El evento más crítico ocurrió el día 28 de septiembre donde se verificó la muerte de 70 delfines, mientras que durante el fin de semana no hubo muertes confirmadas, y el martes 3 de octubre se han registrado 4 muertes más.
Al frente de la gestión de la crisis se encuentra el Instituto de Desarrollo Sostenible Mamirauá quien junto a otras organizaciones socias, como WWF-Brasil, está trabajando para atender la emergencia, tener claridad sobre la causa y esbozar estrategias para abordar el problema y prevenir futuras pérdidas de delfines y otras especies (ver aquí). Una de las hipótesis existentes apunta a que el calor y las escasas precipitaciones habrían hecho que el agua de algunos ríos amazónicos llegara a temperaturas extremas nunca antes registradas, poniendo en riesgo la supervivencia de estos mamíferos y del resto de la fauna acuática.
Una operación de monitoreo de los delfines aún presentes en la zona, colección de muestras de agua, carcasas, suelo y posibles contaminantes está en curso a través de la colaboración entre la institución local Instituto Mamirauá, el Grupo de Rescate de Animales y Desastre (GRAD Brasil), WWF-Brasil, R3 Animal, Aquasis, Lapcom- Universidad de São Paulo, el Centro de Mamíferos Acuáticos del Instituto Chico Mendes de Conservación de la Biodiversidad (ICMBio), el Instituto Baleia Jubarte, Sea Shepherd Brasil, el Instituto Aqualie, el Instituto Tamanduá y la Universidad Nilton Lins, bajo condiciones muy complejas.
Los primeros resultados de los análisis de laboratorio podrían estar listos hacia finales de esta semana. Las organizaciones están estructurando un plan de rescate de delfines con el apoyo de profesionales experimentados en el tema, para lo cual se ha preparado una casa flotante con una piscina que podrá recibir a los animales en caso de rescate y donde contarán con un monitoreo continuo. El gobierno ha autorizado permisos especiales de aterrizaje en el aeropuerto de Tefé para atender la emergencia que ha sido caracterizada por el ICMBio como incidente ambiental nacional. Finalmente, ha aparecido una mancha roja en el lago Tefé y se está investigando la posible presencia de toxinas provenientes de algas.
Frente al avance de la degradación ambiental de la región, los científicos han lanzado la alerta de que la Amazonía podría estar acercándose a un punto de inflexión ecológico, después del cual se desencadenaría un proceso de destrucción irreversible del ecosistema. El punto de no retorno está ligado a la cantidad de bosques en pie, a los incendios y al aumento de temperatura global, y podría alcanzarse dentro de esta década si las tendencias actuales continúan.
La actual crisis de los delfines es una advertencia de la necesidad urgente de proteger la Amazonía y de fortalecer los esfuerzos globales para detener el cambio climático. Catástrofes como esta se pueden repetir en diferentes partes del bioma a medida que la región experimenta condiciones cada vez más adversas. Al ser indicadores de la salud de los ecosistemas, los delfines de río continuarán alertando de la delicada situación ambiental.
Evitar el punto de no retorno depende de que se mantengan en pie los bosques amazónicos que generan la humedad en la región, pero también de que la temperatura del planeta no siga aumentando. Frente a esta grave situación, WWF aboga por un cese de la deforestación y de la minería ilegal de oro, y por la protección del 80% de la Amazonía, hasta el 2030, acompañado de esfuerzos globales para mantener el incremento de la temperatura por debajo de los 1.5 grados centígrados.