MADRID, 7 Nov. (EUROPA PRESS) –
La sequía sin precedentes que azota desde hace ya un año la región amazónica de Brasil, Colombia y Perú afecta a cientos de miles de personas, incluidos más de 420.000 niños, que se ven privados de acceso a la educación, alimentos y otros servicios básicos, según ha alertado el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Estas perturbaciones climáticas han provocado que los ríos registren “niveles devastadores” en un momento en que la cuenca amazónica se encuentra en “su nivel más bajo”. Esto afecta sobremanera a las comunidades ribereñas e indígenas de la zona, que se sirven de los ríos para el transporte y acceso a los alimentos.
Pero esta situación no solo afecta a lo relativo con la alimentación, con los medios de subsistencia agrícolas o pesqueros, sino que la sequía influye directamente en la prestación de otros servicios esenciales como la sanidad, la educación o la protección a la infancia, según ha advertido UNICEF en un comunicado.
Así las cosas, UNICEF ha destacado que en la región amazónica brasileña más de 1.700 escuelas y unos 760 centros sanitarios han tenido que cerrar debido al bajo nivel de agua. Los últimos informes sobre la situación en el terreno apuntan a que, en el sur de la zona, la mitad de las familias afirman que sus hijos no acuden a la escuela también debido a la sequía.
Por otro lado, en la Amazonía colombiana el nivel de los ríos ha descendido hasta un 80 por ciento, afectando directamente a las reservas de agua potable y también al suministro de alimentos. Se han suspendido las clases en más de 130 escuelas mientras que han aumentado los niveles de reclutamiento de menores por parte de grupos armados.
En Perú, el tercer país afectado, la sequía pone en peligro algunas regiones remotas del noreste, en su mayoría habitadas por población indígena. Más de medio centenar de centros de salud son inaccesibles debido a la falta de agua, mientras que los incendios forestales –a menudo provocados por habitantes de la zona– también causan “una devastación sin precedentes”.
Así las cosas, la inseguridad alimentaria derivada de la sequía aumenta el peligro de malnutrición, el retraso del crecimiento y la muerte en los niños, especialmente en aquellos menores de cinco años. Por su parte, la escasez de agua conduce a un peor acceso al agua potable y aumenta la propagación de enfermedades infecciosas.
UNICEF ha concluido que se necesitan en torno a diez millones de dólares –cerca de 9,2 millones de euros– durante los próximos meses para poder atender las “necesidades más urgentes” de las comunidades más afectadas por las sequías en Brasil, Colombia y Perú, incluyendo la distribución de agua y otros recursos, la movilización de brigadas sanitarias y el fortalecimiento de la resiliencia de los sistemas comunitarios y los servicios públicos.
PETICIONES DE CARA A LA COP29
La directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell, ha incidido en que “durante siglos, la Amazonía ha albergado valiosos recursos naturales”, pero que desde hace años se está llevando a cabo “la devastación de un ecosistema esencial del que dependen las familias” y que afecta directamente a “muchos niños”.
“Debemos mitigar los efectos de las crisis climáticas extremas para proteger a los niños de hoy y a las generaciones futuras”, ha añadido una Russell que, en vísperas de la Cumbre Mundial del Clima, que se celebra del 11 al 22 de noviembre en Azerbaiyán, ha subrayado que “la salud de la Amazonía afecta a la salud de todos”.
De hecho, de cara a esta COP29, UNICEF ha hecho un llamamiento a los líderes internacionales para que, en su texto final, respondan al “impacto único y desproporcionado del cambio climático en los niños”, garanticen un aumento de la financiación para los menores y capaciten a los menores “en la toma de decisiones sobre el clima”.